lunes, 30 de noviembre de 2009

Brujería en Varsovia: Solos en la oscuridad







La sesión comienza con los miembros del reparto escuchando unos ruidos en la parte superior de la mansión de Dercetov. La triste y un tanto tétrica melodía de un piano se escucha, junto con unos pasos. Thomas, Ryan y Rasputín VII Jr., avanzan hacia ella. Suben dos pisos, y llegan a una habitación, en la cual encuentran un almacén. Allí, hay unas escaleras plegables que conducen al ático. En cuanto Thomas asoma la cabeza, se encuentra una escopeta apuntándolo. Por suerte para él (y para todos), es Chuck. Éste les explica que el fantasma de Yosef Kobinski lo guió hasta este lugar, y que en él encontrarán el libro que buscan, una de las copias del Grimorium Verum, que en este caso perteneció a Eleazar Zaks, el maestro de Kobinski.

Mientras tanto, oyen ruido abajo. Ya antes de subir, habían percibido la figura de un muerto viviente que permanecía, tranquilo, cerca de los balcones. Sin embargo, resulta ser Victoria, que se había quedado rezagada, abriendo las cajas del almacén, y examinando su contenido.

El ático es un lugar bastante tétrico. En él encuentran un cadáver ahorcado, con una nota de suicidio, advirtiendo a quien la lea que entrar en Dercetov supone su perdición, como lo supuso para él. Además, el piano ahora permanece tranquilo, pero Chuck asegura haber visto a un fantasma tocarlo apenas hacía un rato. Muebles viejos completan la descripción, en los cuales encuentran una vieja lámpara de aceite, una alfombra en mal estado y un ejemplar de la Odisea, marcado por él pasaje en el que Ulises y sus compañeros se enfrentan a la Gorgona con un escudo mágico, capaz de reflejar la luz, y servir la mortífera mirada del montruo contra él.

Una vez bajan de nuevo, Victoria toma la iniciativa, y decide enfrentarse al muerto viviente del balcón. Marcus,por su parte, se esconde tras una guarda. Los demás, permanecen a la expectativa mientras que la aguerrida arqueóloga tirotea al monstruo. Cuando tras recibir una descarga que hubiese sido mortal para cualquier humano, sigue en pie, Victoria le saluda. El monstruo, sin embargo, conjura algo, y envía una descarga de fuego místico que deja a Victoria agotada. Tras eso, el cadáver andante se desploma. Los miembros del reparto, oyendo el estruendo, bajan, y registran el resto de habitaciones de ese piso, sin encontrar nada especial.

En el siguiente piso, mientras bajan, se encuentran las estatuas de dos gárgolas. Junto a ellas, seres inmateriales formados con esencia vital flotan a su alrededor. Estos seres, al no ser molestados, se mantienen a la expectativa. No ocurre así con la armadura medieval que ahora está a los pies de la escalera (lugar en el que antes no estaba). Tras una intensa discusión entre Chuck y Rasputín VII Jr., sobre este asunto, Marcus aparece entre ambos, y decide tocar la armadura, a lo que ésta responde intentando rebanar la cabeza del Rosacruz. Se produce un intenso combate, que finalmente Chuck y Victoria deciden por potencia de fuego.

A continuación, el grupo se separa. Mientras que Marcus va a explorar la planta baja, los demás siguen examinando el primer piso. En él, encuentran un pasillo que lleva a otro, decorado con suntuosos cuadros, entre los cuales hay uno de Rasputín. Este cuadro provoca que, cuando lo miran, Ryan y Thomas (al principio), huían de su vista. Rasputín VII, en cambio, no se ve afectado por el embrujo del cuadro maldito, y lo toma. Cuando se lo enseña a Victoria, ésta sufre de un ataque de rabia, y lointenta destruir. Rasputín VII, sin embargo, es lo suficientemente rápido como para evitarlo. No obstante, cuando Victoria parece más calmada, ésta se lo pide de nuevo, se lo arrebata de las manos y lo destruye ante la mirada atónita del propio Rasputín VII Jr., Ryan y Chuck.

Thomas, por su parte, intentó buscar una forma de salir de la casa. se le ocurrió descolgarse del balcón con una sábana, con resultado de recibir una buena caída. Por si fuera poco, cuando entra de nuevo en la casa, la puerta lo golpea de nuevo hacia dentro. Dolorido, se dirige hacia arriba, donde se cura en una guarda dispuesta por Marcus.

Mientras tanto, Marcus explora la planta baja de la casa. En la cocina, encuentra una olla al fuego, en la que se cocina carne humana. Asqueado, abandona la habitación, para ir al salón. Allí, se encuentra toda una comitiva de zombies aguardándole, que se dirigen hacia él, con aspecto hambriento. Huye de ellos, creando una guarda en la base de las escaleras para impedir que suban. Una vez arriba, se encuentra con Thomas, al que pide ayuda. Éste, una vez recuperado, se dirige al piso de abajo, y los fulmina invocando el castigo divino a través del Fuego Sagrado. Tras eso, ambos vuelven a junto de sus compañeros.

Éstos, por su parte, estuvieron investigando la biblioteca, hasta encontrar en ella una puerta secreta, que abrió Thomas, que conduce a un pequeño estudio, en el que hay varios libros manuscritos en hebreo, una daga enjoyada, y un extraño amuleto mágico. El amuleto, tras ser examinado por los presentes, llegaron a la conclusión de que se trata de una especie de sello o "cerradura" mágica.

Trs ello, se dirigiron a explorar el resto de la primera planta. Encontraron entonces una habitación, en la cual, en un sillón, cómodamente ante el fuego, se encontraba el mismo hombre que habían encontrado ahorcado, Igor Stravsski. Éste habal con ellos identificándose como el amo de Dercetov, aunque mediante la conversación descubren que so dominio sobre la misma no es absoluto. El fantasma de Eleazar Zaks todavía puebla la casa, y "algo más", que vuelve locos a aquellos que la habitan, revela Chuck. Sobre este "algo más", Igor Stravsski guarda silencio. Tras preguntarle si puede darles el libro, éste contesta que no, pero que puede llegar a un acuerdo. Tras hacer un par de peticiones excesivas, les ofrece la posibilidad de sacrificar una parte de su esencia, de forma anual, el resto de sus vidas. sin embargo, rechazan el trato. En ese momento, Chuck abandona la habitación.

Tras eso, alguien pregunta por el cuadro de Rasputín, a lo que Igor contesta que "es de sus mejores obras". Rasputín VII Jr., aseguró que Victoria lo había roto. El amo de Dercetov pregunta a Victoria si esto es cierto. antes de que pueda contestar, Marcus intenta escaquearse, pero igor es más rápido, y hace que la puerta se cierre en sus narices. "De aquí no se va nadie sin mi permiso", dice.

Entre tanto, Chuck, explorando la última habitación de ese piso, se encuentra con que es un baño en el que una extraña criatura morada, con aspecto vagamente similar a una medusa, se abalanza sobre él.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Los Numerati


Hoy he sabido de un nuevo "lobby", que amenaza con dictar nuestros destinos... Los Numerati. Así es como Stephen Baker ha bautizado a la mafia de los números. Este grupo de científicos, matemáticos, informáticos, e ingenieros sociales se basa en la "pesca de datos", como medio de hacer perfiles de potenciales votantes, clientes, trabajadores, terroristas... Y lograr la forma de encontrarlos, atraerlos, y manipular su comportamiento a su conveniencia, o a la conveniencia de para quien trabajen, claro.

La cuestión que esto me suscita es cómo cada día nos acercamos más a la antiutopía tecnocrática de Un mundo feliz. Un mundo gobernado por lo banal, por la cultura de mercado y en el que nada importa, salvo la felicidad artificial de los habitantes. Pero, digo yo, ¿dónde está el derecho a ser infeliz?¿A ser crítico con lo que a uno le rodea? En definitiva, ¿a ser libre de sentirse como uno quiere estar, no como los estudios dictan que debería sentirse?

Es fácil determinar con una simple prueba cómo los números determinan nuestra vida. Tomad tres objetos que uséis a diario. Estoy completamente seguro que al menos dos de ellos requieren de nosotros que memoricemos al menos un número. Y uno de ellos es (casi seguro) nuestro teléfono móvil. ¿Cuál es su función primordial? Pues hacer que nuestro número de teléfono se ponga en contacto con otros números. Este dispositivo necesita de un número que debemos memorizar para que se active, y contiene una agenda llena de números de nuestros contactos.

¿Os imagináis cómo sería la vida de una persona que, un día, de pronto, se olvidara todos los números que debe memorizar en su vida cotidiana? Todo un infierno, sin duda. Se trata de una interesante pregunta, que he pensado en novelizar más de una vez... Tal vez me anime, y lo añada como una nueva historia por capítulos al blog. Si tengo tiempo para hacerlo, claro. ¡Tiempo! ¿Como se mide el tiempo? ¡Con números!

sábado, 21 de noviembre de 2009

Brujería en Varsovia - Conexión Rosacruz

Tras pasar el resto de la noche de forma tranquila (todos, menos Thomas, que tuvo una extraña pesadilla), en una casa de campo que pertenecía a unos parientes de sus huéspedes, los miembros del reparto recibieron un mensaje de Marcus, que se encontraba con Penny en la ciudad, y que acababan de recoger en el aeropuerto a Victoria, la nueva integrante del grupo, que llegaba con su fiel mayordomo Winston.

Mientras se reunían y presentaban, Ryan, que se encontraba en la casa de campo, tuvo un encontronazo con Danko, el cual, tras tener una fuerte discusión con su padre, lo lanzó a varios metros, estampándolo contra una pared. Luego Ryan trató de deternerlo, pero mediante el uso de habilidades que hasta ahora desconocían que poseía, consiguió manipular su propio cuerpo para liberarse de la presa que Ryan intentó hacerle, transformándose en un perro de aspecto monstruoso, huyó.

Por su parte, Thomas y Rasputín VII Jr. fueron a investigar por los hospitales en busca de posible víctimas del ancestro de Rasputín VII Jr, el Rasputín original. Finalmente, lograron averiguar que existía un número importante de casos de cansancio extremo que se daban los fines de semana, en una zona de marcha de la ciudad, la misma en la que Ivonne secuestró a Danko unos días antes. Después, Thomas procedio a realizar su buena obra del día, salvando la vida de un enfermo terminal, Ivan Yevrenow, que posteriormente descubriría que es un agente de los Centinelas. Mientras tanto, Rasputín VII Jr. tuvo un sueño de lo más inquietante, mientras dormía una siesta, una visión inducida por un extraño cuervo de tres cabezas.

Ya todos juntos, repasaron los últimos acontecimientos, y tras intentar infructuosamente ponerse en contacto con Chuck, que les dejó un extraño mensaje diciendo que "tenía un plan", resolvieron dirigirse a la Casa-Museo Kobinski, para hallar que se encontraba protegida por una cohorte de cabalistas Rosacruces, la misma a la que perteneció en su momento Yosef Kobinski. Tras realizar los saludos secretos pertinentes, los Rosacruces (Marcus, Victoria, Rasputín VII Jr., y Winston, ya que Penny se quedó fuera) entraron en la casa, y localizaron el libro que Chuck les había apuntado como "especial". Hojeando dicho libro, el Libro de la Misericordia, se encontraba un individuo, con aspecto de rabino judío. Su aspecto translúcido hacía notar que se trataba de un fantasma, que resultó ser... el del propio Yosef Kobinski.

Hablando con él, lograron obtener alguna información adicional sobre los discipulos de Gustave Navarre, aunque no pudo proporcionarles demasiada, puesto que él solo los conocía de haber oído a su maestro, Eleazar Zaks, sobre ellos. Les comunicó donde podrían encontrarlo: en la mansión de su mecenas, la llamada Mansión Dercetov. una vez que todos fueron allí, Marcus percibió una fuerte aura de magia negra en su interior, por lo que dudó en entrar. Apelado por Penny, hizo de tripas corazón, y se introdujo con el resto. Justo cuando todos estaban dentro, las puertas se cerraron...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Agente: Archivo #017 - Run like Hell



John recogió a Kevin a la salida del hotel, en una berlina color negro, con los cristales tintados. Bajó la ventanilla, y miró a Kevin extrañado.
-¿Dónde está Helen?
-Dijo que no venía. Que no quería formar parte... de esto.
John asintió levemente con la cabeza, y dijo con voz seria.
-Entiendo. Sube al coche, chaval.
Kevin miró una vez más hacia el hotel, como esperando que Helen saliese por la puerta, en ese momento, corriendo a estrecharse entre sus brazos. La puerta giratoria del hotel se movió y... salió un grupod e turistas japoneses. Kevin suspiró, abrió el maletero, dejó allí sus cosas, y entró en el coche. Allí estaba Gillian, que lo saludó sonriente.
-Hola, Kevin. ¿Preparado para el gran viaje?
-¿Gran viaje? -Miró hacia la parte delantera del coche-. ¿A dónde nos llevas, John?
-Más lejos de lo que hayas estado jamás -dijo arrancando el coche, y metiendo la cuarta enseguida.

Helen observaba silenciosamente como el coche se iba, desde la ventana de la habitación. Terminó de empaquetar sus cosas en la maleta que llevaba consigo. Sabía que debía de marcharse de allí enseguida, pero decidió tomarse unos momentos, para reflexionar. Se sirvió una copa del minibar, y se tumbó en la cama.
Las últimas semanas habían sido muy extrañas. Todavía no sabía muy bien qué era lo que le atraía de aquel joven canadiense. Tal vez su tranquilidad, tal vez su tenacidad silenciosa. Tal vez su extraña impulsividad en ciertos momentos... Probablemente un poco de todo ello. Era tan triste tener que dejarlo... Terminó su copa, y se preparó para huir, lejos, tan lejos como pudiese. Correría, hasta que no pudiese más, y sólo entonces se detendría. Y no miraría atrás.

Gillian abrió ligeramente la ventanilla, para dejar que la brisa se colase por ella. Toda su vida había sido un gran viaje. De su Galway natal, en Irlanda, más allá del mar, hasta Vancouver, y luego, al fin a su querida Graceland, el lugar que escogió su madre para criarla. Ahora, se marchaba de su hogar en Memphis, en dirección a lo desconocido. Huía de un lugar en el que se había quedado atrapada, hasta que Kevin llegó con su Caja de Pandora. Sabía que, cuando volviera a verlo, muchas cosas saldrían de la caja que era su propio corazón. Pero tan sólo una predominaría sobre las demás: la esperanza de que volverían a estar juntos.

John conducía el coche, por la autopista, a gran velocidad. Ahora mismo, no pensaba en otra cosa que en sacar aquellos dos chicos de allí. Eran muy jóvenes, pero tenían mucha vitalidad. Era buenos reclutas. Lamentaba enormemente tener que sacudir sus vidas de aquélla manera, pero ¿qué otra cosa podría hacer?¿dejar que Rinehart los destruyese, como hacía la Corporación con todo lo que entraba a su alcance? No podía permitirlo. No, después de lo que habían hecho a su padre. Ellos debían pagar por sus crímenes, y John estaba dispuesto a llegar todo lo lejos que hiciese falta. Y ahora mismo, se dirigían muy muy lejos...

sábado, 14 de noviembre de 2009

El Agente: Archivo #016 - Fugitivos


Gillian y Helen entraron en la clínica en la que se encontraba Kevin, sorprendiéndose al verlo de nuevo vestido, junto con un sujeto alto, rubio, y con maneras de militar al lado. Kevin tenía aspecto huraño. Gillian se adelantó, y abrazó a Kevin, inconsciente al gesto de desagrado de Helen, que se encogió de hombros mirando a Kevin. Éste devolvió el abrazo a la joven irlandesa, mientras decía:
-No tan fuerte, Gil, me haces daño. Aún tengo unas cuantas vendas por el cuerpo.
-Oh... lo siento. Yo... me emocioné. Todo esto es tan extraño...
El hombre rubio de gabardina miró su reloj de pulsera, y miró a Kevin de forma reprobadora. Kevin asintió, y se despegó de Gillian, antes de mirar a ambas con gesto adusto.
-Este hombre, que por el momento se identifica como John Locke, es un agente de una organización de inteligencia independiente, Sentinel, creada por los Aliados Occidentales durante la Segunda Guerra Mundial, dedicada al control de lo que se ha dado en llamar "paratecnología", un tipo de tecnología extremadamente avanzada, creada por una generación de científicos visionarios, a finales del siglo XIX. el régimen nazi intentó apoderarse de ella para dominar el mundo. Aunque los nazis cayeran, la existencia de la paratecnología no cayó en el olvido. Diversas compañías multinacionales y agencias secretas de todo el mundo pretenden hacerse con ella. La Corporación Rinehart es la que más ha avanzado en ese propósito.
-Eso tiene sentido -interrumpió Gillian- Estuvimos viendo la cinta de vídeo, y pude identificar el instrumento que tocaba. Es un theremin, el primer instrumento electrónico. Creado en 1924, por un científico ruso, que tras su exilio a Francia cambió su nombre al de León Theremin.
John asintió, y anotó lo dicho por Gillian en un pequeño cuaderno que sacó de su gabardina.
-Sabemos que Theremin fue uno de los padres de la paratecnología, así como otros, como Nikola Tesla, Robert Oppenheimer, o, el creador de la Corporación Rinehart, el Dr. Franklin Rinehart. La mayor parte de ellos fue reclutados a la fuerza, o utilizaron sus inventos contra su voluntad. La Corporación Rinehart tan sólo es la máscara que camufla una conspiración mucho más antigua. Y los asesinos que han contratado para asesinar a Kevin probablemente están de camino, así que deberíamos irnos de aquí enseguida.

Salieron de la clínica, y Gillian pidió pasar por su apartamento para recoger algunas cosas. Mientras que John arreglaba su "huida", Kevin y Helen tuvieron unos momentos de intimidad, en el hotel, mientras recogían su equipaje. Tras un rato, Kevin se dio cuenta de que algo ocurría. Helen parecía menos "ardiente" que otras veces. Sonrió, y mientras le revolvía su larga cabellera rubia, le dijo:
-¿Qué ocurre, Helen?
-Esa chica, Gillian. Ella está enamorada de tí, está claro. Pero, ¿tú sientes algo por ella?
-Estuvimos juntos hace unos meses. Nos tuvimos que separar. Ella se vino a Memphis, y yo a Nueva York. Intentamos mantener el contacto, pero no funcionó. Sin embargo, no soy un robot. Claro que siento algo por ella. Pero... tú y yo estamos juntos ahora, ¿verdad?
-Lo cierto es que si pretenden reclutarte para esa organización, Sentinel, tendremos que separarnos. Yo prefiero seguir siendo un agente independiente. Te soy más útil de ese modo, ¿no es verdad?
-No es una cuestión de ser más o menos útil. No quiero que te arriesgues por mí. No quiero que la Corporación te haga daño por mi culpa. Ven con nosotros, por favor.
Helen se abrazó al joven, mientras prorrumpía en lagrimas. Kevin siguió mesando sus cabellos, mientras musitaba palabras tranquilizadoras. Aún mientras las lágrimas seguían cayéndole por las mejillas, y Kevin se las limpiaba con el dorso de la mano, dijo:
-Yo... lo siento, Kevin, pero no puede ser. Trabajar como mercenaria tiene sus riesgos, y este es uno de ellos. Me dije a mí misma que no me implicaría emocionalmente en esta misión, y fracasé. Te quiero, Kevin, pero no puedo entrar a formar parte de Sentinel. Te recuerdo que ya trabajé para la Corporación en el pasado, y lo hice consciente de ello. Sentinel no me aceptará, así que es mejor que nos separemos en este momento, antes de convertirlos en mis enemigos. Pero seguiremos en contacto, ¿vale? Te ayudaré a acabar con esos bastardos, incluso si gracias a ellos he podido conocerte.

Se besaron una vez más, con pasión, en un instante que se hizo eterno. Apesadumbrado, Kevin tomó su maleta, y se despidió de Helen, sin saber si la volvería a ver alguna vez.

martes, 10 de noviembre de 2009

El Agente: Archivo #015 - Dazed and confused


Kevin sintió un espantoso dolor de cabeza cuando se despertó. Sintió como si el mundo diese vueltas a su alrededor, y pronto se dio cuenta de que era algo más que metafórico. En las últimas semanas, apenas había parado una noche en un mismo lugar. Todo, desde el fatídico día en que Mr. Gray lo llamó, y le encomendó aquella misión. ¿Por qué? Era evidente que porque era el único capacitado para cumplirla, el único que conocía lo suficiente a su abuelo como para desentrañar la maraña de pistas que había dejado. Luego estaba Helen, aparecida de la nada, y que de pronto se había convertido en el centro de su vida. Y ahora estaba Gillian, a la que creía haber dejado atrás, y de nuevo entraba en su vida...
Y los hombres de negro, que habían intentado matarlo.
La escena todavía se aparecía confusa, en su cabeza. Estaban en el aeropuerto. Estaba presentando Helen a Gillian. De pronto, de la multitud, un hombre, vestido de raje negro, de aspecto anodino, sacó de su equipaje de mano aquél extraño arma, parecida a una pistola de juguete, pero con efectos letales. Disparó un proyectil, que se adhirió a su cuerpo, y sintió como la electricidad recorría todo su cuerpo, hasta que se desmayó.
De acuerdo con los médicos, todo parecía un susto. Tenía quemaduras leves por todo el cuerpo, pero pronto se recuperaría de ellas. Por culpa del golpe, al caer al selo, había sufrido una contusión en la cabeza, que le había provocado una conmoción cerebral. Hacía una hora que se había despertado.
Puso orden en su cabeza. Ésta le respondió con un latigazo de dolor, pero resistió el embite. "Todo esto tiene una explicación, y estoy seguro de que tiene que ver con la caja, y con la Corporación. Ese hombre debía trabajar para ellos. No puedo luchar sólo contra semejante organización. Necesito apoyo. Tiene que haber alguien que luche contra ellos. La Corporación debe tener un enemigo, y ellos son los que necesito de mi bando. Sin embargo, ¿como encuentras el enemigo de alguien que opera en la sombra?"
Aún estaba rebanándose los sesos, cuando un hombre de cabello rubio engominado, unos treinta y cinco años. Tenía nariz aguileña, y penetrantes ojos azules. Tenía la mandíbula recta, y vestía con un traje azul, y una gabardina gris por encima. "Un policía", es lo que pensó Kevin.
-¿Kevin García?
-Así es. Si es del FBI, ya les he dicho todo lo que sé. No me acuerdo bien de los detalles.
-No, no soy del FBI. Usted busca respuestas. Nosotros, también.
-¿Y qué le hace pensar que yo les voy a ayudar, sean quienes sean ustedes?
-En primer lugar, que podemos ofrecerle protección y entrenamiento para sobrevivir a otro ataque de la Corporación Reinhart. Y en segundo lugar, porque nuestra organización lleva casi cincuenta años luchando en la sombra contra ella.
-Un éxito abrumador, ¿verdad?
-No se reiría tanto, si supiera el alcance de la tecnología que poseen. Nosotros entendemos una parte muy pequeña, pero contamos con ayuda del gobierno. Aunque ellos no lo saben, claro.
-¿Puedo hacerle una pregunta?
-Por supuesto.
-¿Por qué me cuenta todo esto, aquí y ahora?
-Bueno, en primer lugar, porque estamos en un sótano, lo cual nos hace invisibles a los satélites. Si a eso añadimos todo el instrumental médico presente, tampoco hay posibilidades de que un micrófono o una cámara ocultos puedan funcionar aquí. Con lo cual, es el lugar perfecto para hablar en privado. En segundo lugar, no tenemos mucho tiempo. Las personas que le intentaron matar volverán. Y esta vez no van a fallar, salvo que se venga conmigo.
-Muy bien, pero con una condición.
-¿Cuál?
-¿Tiene un teléfono móvil?

domingo, 8 de noviembre de 2009

Gato en la selva de cristal

El gato doméstico caminó entre las hojas secas, que caían de los árboles. Todo lo que veía a su alrededor era duro asfalto. Hacía frío, y se sentía solo. Hacía poco que había atenido que abandonar su hogar, y todavía estaba aprendiendo a vivir en las calles. En un callejón, encontró otros gatos, a los que podía considerar sus amigos. Le habían enseñado un poco la ciudad, donde conseguir comida, donde refugiarse durante la gélida noche en la ciudad... Con todo, había algo en lo que no había hallado consuelo: seguía sintiéndose solo.
-Tienes que olvidar a tu antigua dueña. Volver por allí sólo te va a hacer daño. En ese sitio sólo encontrarás pescado podrido. -Le dijo uno de sus amigos, el gato negro que llamaban Black.
- Tal vez, pero quizá vuelva algún día.
- Los humanos son así. A veces se van, a veces vuelven. A menudo, se olvidan de lo que quieren y a quienes quieren con una facilidad pasmosa. No importa lo mucho que los hayas arrullado, al final sólo piensan en sí mismos.
-¡Mi ama no es así! -protestó el gato doméstico.
Otro de sus amigos, un gato atigrado al que llamaban Tigre, tomó la palabra, tras levantarse y acercarse al gato doméstico.
-Mira, no estoy de acuerdo con Black. Lél dice eso porque no conoce otra cosa que las calles. Los humanos son amables en el fondo, pero tienes que recordarles todo el tiempo que estás ahí. Ahora lo que tienes que hacer es confiar un poco en tí mismo, salir ahí fuera, y buscar algún humano, poner cara de pena, arrullarle un poco y maullar lastimeramente. Enseguida tendrás un hogar nuevo, amigo.
El gato doméstico protestó, con un bufido.
-Claro, eso es muy fácil de hacer, ¿no? Por eso estás aquí, ¿verdad?
-Eso es totalmente circunstancial. En mi caso, es la vida que he elegido. Ahora es tarde para cambiar.
-¿Y porqué no me habría de pasar a mí lo mismo?
Tigre se recostó, y maulló con un tono intrigante:
-¿Y qué otras opciones te quedan?¿Vas a estar así toda la vida?
-No lo sé. Pero, ahora mismo, lo único que me apetece es dormir en una casa caliente, mientras veo la tele y juego con una madeja de lana.
Black soltó un bufido. Tigre lo miró con reprobación, .
-Puedes hacer lo que quieras, pero ahora sólo puedes hacer una cosa. Seguir adelante con la vida que tienes. Si tienes suerte, quizá encuentres un nuevo hogar. Pero no esperes que los humanos vengan a buscarte para llevarte al suyo.
-Tal vez tengas razón... -dijo el gato doméstico, maullando lastimeramente.
Estaba cansado de vagar toda la noche por las calles, así que simplemente se buscó un sitio cómodo y no demasiado húmedo, y se echó a dormir, entregándose a la inconsciencia del sueño...

sábado, 7 de noviembre de 2009

Brujería en Varsovia - Intento de fuga


Tras abandonar la nave en la que encontraron al joven Danko, los protagonistas se tomaron un merecido descando, de nuevo en su logia. Chuck avisó a Thomson de ello, y le pidió un traslado dado que el refugio había sido "comprometido". Thomson dijo que se pondría a ello enseguida, y que mientras tanto, mantuvieran la guardia alta.

Con todo, mientras Ryan y Thomas "hacían guardia", Chuck y Rasputín VII Jr. fueron a la Casa Museo Kobinski, con la intención de colarse y robar el libro. Temerosos de las protecciones mágicas, Rasputín decidió intentar colarse en el lugar a través del mundo de los sueños. No salió muy bien: apareció en un pueblo polaco, Brezeziny, que fue asolado por tropas rusas en el marco de la respuesta rusa a la Revolución de Noviembre de 1831. Tras investigar un poco, cuando llegó a la casa de Eleazar Zaks, se encontró allí con un grupo de soldados rusos, que tras intentar interrogarlo, le dispararon. Al quedar inconsciente, Rasputín VII Jr. apareció de nuevo en el mundo material. Chuck decidió entonces trasladarlo de vuelta a casa, para que Thomas lo curase.

Mientras tanto, éste tuvo una charla con Smith, acerca del posible futuro del joven. El Monje Blanco le sugirió que lo normal sería enviarlo a un monasterio para que estuviese más seguro, y tal vez para que fuera iniciado en la Alianza. Thomas habló con Danko sobre esto, pero el joven se negó fehacientemente, tras lo cual volvió a su habitación. Al cabo de un rato, oyeron como se abría la ventana del segundo piso. Con una agilidad asombrosa, Ryan (desde fuera), y Thomas, que subió al piso de arriba, vieron como Danko intentaba marcharse con una mujer joven, de aspecto endurecido, aunque atractiva. Inmediatamente le hiceron frente, para intentar detenerla.

La mujer, a la que identificaron como un ser de ultratumba, gracias a sus sentidos de Dotado (y la Visión Verdadera de Thomas), reaccionó intentar intimidarlos, para que se fueran. Ante eso, Thomas reaccionó invocando al castigo de Dios mediante el fuego purificador (causando un daño importante a la criatura, aunque no letal). En consecuencia, ésta sacó su pistola, y disparó a Thomas. Aprovechando la situación, Ryan intentó influenciar a Danko para que temiera a la mujer. Causándole un ataque de pánico, hizo que éste se quedara paralizado. A continuación, la mujer hizo lo propio con el joven. Sin embargo, su voluntad se quebró, y fue a esconderse entre unos matorrales, cuando oportunamente apareció Chuck para inmovilizar y desarmar a la mujer, que el identificó como una vampiresa.

Ésta se zafó de la presa transformándose en una paloma negra, y voló hasta la rama de un árbol. Allí, a petición de Chuck, le dijo que podían hablar, a lo que ésta le contestó que "eso podían hacerlo en la cama". A continuación, usó su influencia sobrenatural para provocar a Chuck a un combate personal bastante desigualado por los inhumanos reflejos de la vampiresa, que consiguió inmovilizarlo, y absorber una buena parte de su esencia, hasta que Chuck consiguió liberarse. La vampiresa intentó entonces matar a Chuck empleando unas garras que surgieron de sus manos, pero fue un torpe intento. Chuck decidió que era un buen momento para hablar de nuevo, y la vampiresa, que se identificó como Ivonne, dijo que estaba dispuesta a ello.

La no-muerta les contó que podían llegar a un acuerdo: si conseguían romper el vínculo de obediencia que la unía con su amo, un poderoso vampiro que resultó ser el temible "Monje Loco" Rasputín (un ancestro de Rasputín VII Jr.), ella dejaría de acosar al joven, e incluso podría llegar a ayudarles.

Tras eso, Thomas se llevó al joven de nuevo al interior de la casa, teniendo una nueva charla con él, y con sus padres. Una vez más, el joven se mostró reacio a acceder a la petición (que se tornó durante la conversación en exigencia) de internarse en un monasterio de Les Soldats, en tanto que éstos le habían salvado la vida. Por suparte, Chuck se fue con Ivonne, y cuando él sacó el tema de "su propuesta", la vampiresa le miró con una sonrisa pícara, lo besó, y le dijo: "ya me has satisfecho bastante por hoy... tal vez mañana tenga más ganas", tras lo cual, se fue, dejando a Chuck estupefacto.

viernes, 6 de noviembre de 2009

El Agente: Archivo #014 - Reencuentro


-Así que habéis venido desde México, ¿no es así?
-Sí, nos conocimos en una ciudad que se llama Caborca, no muy lejos de la frontera. Allí es donde conseguimos la caja.
Gillian miró hacia el exterior, observando el campus. No había mucha gente, era temprano, y fin de semana. Supuso que las cosas nunca son como parecen, y que quizá no estuviese destinada a estar con Kevin, al fin y al cabo.
-Aún no puedo creer que todo esto esté pasando. La caja, una corporación que planea dominar el mundo, persecuciones, disparos, es... irreal -dijo, negando con la cabeza.
Helen miró a Gillian con frialdad, y adoptó un tono bastante grave.
-Pero tú lo viste. Viste al hombre de negro. Viste como sacó aquella extraña pistola. Intentó matar a Kevin. No podemos permitirlo. No quiero que le pase nada, y ahora estamos juntos en esto. Y tú también, siento que te haya implicado. No fue una buena idea.
Gillian negó de nuevo con la cabeza, y miró a Helen fijamente, a los ojos.
-Haría cualquier cosa por Kevin. Si está en peligro, prefiero estar cerca de él en estos momentos. No me importa si eso me pone en peligro a mí también. Me pregunto si estará bien...
Helen, se acercó, y tomó sus manos.
-Estará bien. Es más duro de lo que parece. Sobrevivió al desierto. Sobrevivirá a esto.
Ambas se miraron intensamente. Tras un momento de silencio, Gillian se abalanzó sobre Helen, y ambas se abrazaron, mientras ella rompía en un sordo llanto sobre el hombro de Helen. Pasaron unos instantes, hasta que Gillian se hubo recuperado, y se deshizo del abrazo. Helen puso su mano sobre el rostro de ella, acariciando sus cabellos pelirrojos, que le caían sobre el rostro y le secó las lágrimas con un pañuelo. Gillian la miró con ternura, y sonrió levemente, mientras susurró una palabra de cortesía. Helen sonrió, y pensó que era chica muy agradable. Un poco blanda, pero quizá en aquello residía su belleza. De nuevo, sus manos volvieron a juntarse, ahora, inadvertidamente, como si se buscaran, sin querer reconocerlo. Volvieron a mirarse, con dulzura...Y, justo en ese momento, sonó el teléfono.
Gillian se levantó, y contestó. Mantuvo una conversación monosilábica, sonrió ligeramente, mientras periódicamente volvía su mirada hacia Helen, que permancía sentada en el marco de la ventana, observando a Gillian, y luego colgó el teléfono. Ésta miró a Helen, y dijo:
-Es Kevin. Dice que está mejor, y que vayamos a verle. Quiere hablar con nosotras.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Secuaces, esos grandes olvidados.


Qué dura es la vida de un secuaz. Son trabajadores anónimos, que sacrifican sus vidas en favor de la causa de su jefe. A menudo, tienen que trabajar lejos de sus familias, en los laboratorios subterráneos del villano, o incluso en peligrosas misiones en el espacio exterior (como los siempre olvidados obreros de la Estrella de la Muerte, que E.P.D.). Sus jornadas son a menudo larguísimas, porque el villano siempre tiene poco tiempo para poner en marcha su plan, antes de que los buenos aparezcan para salvar el día. Además, son siempre los primeros en llevarse una buena tunda, y a menudo su jefe los deja tirados cuando llegan los buenos, mientras él se escapa, no pocas veces, activando antes el sistema de autodestrucción ¡qué desconsideración!
Pero hay varios tipos de secuaces, claro. No sólo están los simples matones y personal de servicio anónimo. A veces hay secuaces con nombre. Un nombre es algo así como un ascenso para un secuaz. Una vez que tienen nombre, adquieren un mayor estatus. Se convierten en una amenaza mayor para el mundo, y el bueno de la película a menudo lo pasa mal enfrentándose a ellos. Los secuaces con nombre son los hombres y mujeres de confianza del villano. No solemos verlo, pero seguro que al final de la jornada laboral, el secuaz con nombre es lo más parecido a un amigo que tiene el villano. A veces, incluso llegan a implicarse sentimentalmente con sus maestros. Entonces el secuaz se convierte en un enemigo atroz. Nada le impedirá sacrificarse por la causa del dueño de su corazón. El héroe se convierte, en ese momento, en villano, al aparecer en la vida de esa pareja perfecta, y desestabilizar la relación que tenían, para "convencer a la chica de que se una al bando de los buenos". Y si es un hombre, para que se de cuenta de que esa arpía lo ha manipulado, y dominado. Por supuesto, el varón no puede permitir tal cosa, y con arrojo se enfrentará a la malvada mujer. Decepcionante.
Algunas veces, el secuaz termina por convertirse en si mismo en villano. Es el axioma de las segundas partes. Si no huye el villano, es el secuaz el que vuelve buscando venganza, ahora con recursos propios para enfrentarse al héroe. Ésta es la apoteosis del secuaz. Una vez que el héroe lo derrote, nada quedará, salvo cenizas, para recordar su valor y tenacidad, en defensa de los valores y metas que él creyó correcto. ¿Quienes somos nosotros para juzgarlos?

martes, 3 de noviembre de 2009

El Agente: Archivo #013 - Let's get physical!



Kevin estaba en medio del parque. De pronto vio a Gillian acercándose. Sonriendo, insinuante. Estuvo a punto de decir algo, pero ella le puso la punta del dedo sobre sus labios, y lo tomó de la mano. Le llevó en silencio por sendas del bosque. Pasaron por al lado de un río, y el sonido arrullante de la corriente le relajó. Ella se afianzó junto a él, abrazándole. Dijo algo, pero no pudo entenderle.

Se sentaron en una zona de hoja seca. El tiempo parecía congelado, eterno. Se besaron apasionadamente, una otra, y otra vez. Ella se tumbó en el lecho de hojas secas, anhelante. Entonces él, comenzó a oír el sonido del viento que mecía las hojas, mientras la besaba. Notó como el viento pulsaba los árboles como si fuese una nota musical. Una vibración repentina le hizo caer en el vacío, aunque tal vez fuera el latido cada vez más fuerte de ambos... Y de pronto, ella habló, con el tono de voz firme y el acento germánico de Helen:
-Kevin, ¡despierta! ¡Estamos a punto de aterrizar en Memphis!
Abrió los ojos. Vio a Helen, que le sacó la lengua, y luego lo besó.
-Parecía que tenías un sueño interesante, por la cara que ponías.
-Y tanto. Malditos vuelos docturnos... -murmuró mientras se desperazaba como podía en el estrecho asiento.