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sábado, 9 de noviembre de 2013

Panopticon III: La Internet de las cosas


Hace unos días he vuelto a ver este vídeo del Dr. Barret hablando sobre el concepto hacia el que se aproxima Internet. El vídeo, cuyo visionado os recomiendo antes de seguir leyendo, trata sobre cómo los dispositivos electrónicos e incluso nosotros mismos nos interconectaramos en una gran red mucho mayor que la Internet actual. Este proceso para Barret es inevitable, y aunque contempla ciertos riesgos (de los que hablaré más adelante), la opinión de este científico es que nos llevará a un mundo más eficiente, mejor administrado y eso facilitará nuestras vidas en gran medida.

En el vídeo, Barret hace varias menciones que a los lectores del blog les serán familiares. Una de ellas es el Panopticon. Es uno de los riesgos de la clase de distopía en la que puede convertirse esta "Internet de las cosas". Lo que no sospechaba es que ese Panopticon ya está aquí. Este vídeo fue publicado antes del escándalo de las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje global al que la NSA somete al mundo. El director de la NSA dijo literalmente, al Congreso de los EE.UU:, en su reciente intervención que "podríamos espiar a todo el mundo si quisiéramos", a lo cual tuvo qeu aclarar al día siguiente "lo cual no quiere decir que lo hagamos, naturalmente". Realmente no voy a entrar en ello, más allá de subrayar en que la tecnología y la infraestructura para hacerlo ya existe.

¿Podrá llevarnos la Internet de las cosas a la Utopía o acercarnos a ella, tal y como dice Barret? Es posible. Lo que dice tiene sentido: mayor registro de datos junto con mayor capacidad de análisis de dichos datos equivale a una toma de decisiones más racional y efectiva. Sin embargo, sabiendo que sin duda ya se está usando para crear una sociedad distópica en la que todas nuestras acciones e interacciones con el mundo sean registradas y analizadas, cabe cierta duda sobre si realmente merece la pena permitirlo. Si es que tenemos alternativa.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Panopticon III: Una prisión para tu mente


El Panopticon es una prisión para la mente. En un artículo anterior de esta serie, mencioné que en el mundo actual, todos somos prisioneros y carceleros en este nuevo modelo social que es el Panopticon. No obstante, aquellos que creen tener las llaves se empeñan en crear barreras para la mente. Esas barreras actúan como espejos, y nos impiden ver su culpabilidad, al reflejarla sobre nosotros. La reeducación de los prisioneros es tan importante como su cautiverio. No se trata sólo de hacerles saber que están encerrados, si no de hacerles creer que son los responsables de su confinamiento intelectual. En otras palabras, se trata de obligarles a aceptar el Leviatán en aras de evitar el caos. De enseñarles a amar al Gran Hermano.

Esto viene, en parte, a raíz de de la nueva Ley General Audiovisual. De acuerdo con ella, la violencia y los contenidos sexuales se limitan severamente, así como la emisión de concursos de azar. No es que esté en contra de estas medidas. Lo que me parece grave es que necesitemos una ley para regular esas cuestiones. Y lo que temo es que esa ley se aproveche para crear una corriente de pensamiento. Para constreñir la libertad de pensamiento y opinión, mediante la clausura selectiva de programas de televisión "indeseables" para el gobierno.

Sin embargo, no es la única medida política que me lleva a sostener lo dicho en el primer párrafo. El Tratado ACTA, que se ha intentado mantener en secreto por todos los medios posibles, constituye un acuerdo mundial en contra de la falsificación y la piratería. Todo correcto en la superficie. Sin embargo, navegando en el interior del texto, nos encontramos con que pretende la desconexión de los usuarios sospechosos sin intervención judicial. ¿En qué clase de mundo se toman medidas represivas sin juicio ni proceso? Y eso no es lo peor. Una vez más, estamos con un instrumento legislativo que puede ser usado como arma de represión contra la libertad de pensamiento.

Panopticon es una cárcel para tu mente. Ellos pretenden tener la llave, pero lo que no saben es que no hay llave, ni cárcel. La puerta está abierta a la imaginación. Usémosla para derribar a aquellos que pretenden encerrarnos en el Panopticon. Un ejemplo de ello es Tyrannybook, una red social creada por Amnistía Internacional Portugal, con el fin de compartir información sobre aquellos "tiranos" que violan sistemáticamente los derechos humanos. El espíritu de la página (cuyo diseño y funcionamiento es extremadamente parecido a Facebook) es que la información es poder, así que si gente común comparte información cada día, puede llegar a tener un gran poder con el que cambiar el mundo para bien. Por supuesto, me he unido entusiastamente a esta causa. Si quieres añadirme como aliado, aquí está el link a mi perfil. Además, dirijo un grupo dedicado a luchar en favor de la neutralidad de la Red.

***
NOTICIAS:
En otro orden de cosas, pronto habrá nuevas entradas sobre la Leyenda del Prisionero, y el esperado retorno (al menos por mí) de El Agente. También habrá nuevos relatos de mis viajes. En concreto, el próximo estará dedicado a Viena. Este fin de semana el destino es Lindau, y posteriormente Begrenz, en Austria. Será la primera vez que atravieso la frontera de un país en barco, así que promete ser un momento emocionante.

martes, 30 de marzo de 2010

Panopticon II





Al día siguiente del artículo que venía con este nombre, justo leí en el blog de Stephen Baker una entrada muy interesante, relacionada (tangencialmente) con este tema. Aunque él plantea que es posible que Google esté minando nuestra capacidad de pensamiento crítico al dar publicidad a la cantidad de personas que han hecho la misma consulta, yo expando un poco más sus ideas.

En el siglo XXI, la información es poder. Sin embargo, tal es el volumen de información que quien nos permite acceder a ella en menos tiempo, es quien tiene el poder. Google puede. La conclusión es lógica: Google tiene el poder. Una muestra de ello es cómo Google se ha convertido en un arma política de EE.UU. contra China, por ejemplo. Un interesante artículo de José Cervera lo ilustra. Personalmente, me atrevería a bautizar el enfrentamiento entre Google y China como la primera guerra virtual, pero estaría mintiendo. El gobierno de Alemania ya se adelantó en 2007, por ejemplo.

Todo esto tiene que ver con el control sobre la información. Google aspira a dominar el flujo de la información que transcurre por Internet. De esa forma, puede convertirse en el Gran Hermano. "Don't be evil" ("No seas malvado") es el lema de Google. Suena bastante similar al lema del Ingsoc, en 1984 de George Orwell. También en esa novela, el Ingsoc comenzó con un objetivo noble, pero terminó en someterse a su propia voluntad de poder. Y para ello no dudó en convertirse en un régimen totalitario. Me pregunto yo si Google será capaz de mantener su curso alejado de dicha voluntad de poder. Por de pronto, cuando en 2006 se sometió a la censura del gobierno chino, parecía que no. Sin embargo, al alzarse contra éste en pie de guerra, me pregunto si de verdad se han librado de esa tendencia, o han sucumbido a ella. ¿Pretende Google una revolución en China? Al menos, sus tácticas parecen bastante revolucionarias y destinadas a la provocación.

Por supuesto, nos resulta muy difícil poder hacer otra cosa que especular, y la razón es que Google es el troll bajo el puente, que determina quien pasa, y quien no. Por supuesto, podemos recurrir a otros medios para saber más acerca de las intenciones de Google... pero dichos medios necesitan tanto de Google como Google de ellos.

Pero esto no es lo grave del asunto. Lo grave del asunto, y aquí retomo el tema con el que comencé esta entrada, es que nosotros nos conformamos. Aceptamos la verdad dada por Google como absoluta, no la cuestionamos. Si tiene un rating alto, es verdad, es auténtico. Cuando más bajo sea su rating, y menos coincidencias tenga en la búsqueda, menos fiable se hace la información. Google determina qué es verdad, y qué es mentira. Nosotros, al aceptarlo, nos convertimos en potenciales cobayas de ingeniería social para Google. No estoy asegurando que Google haga esto, porque, de nuevo, no lo sabemos. Google no lo va a decir. Las alternativas a Google no son fiables, pues buscan cuota de mercado, desprestigiando a su rival. La verdad se escapa de nuestras manos, y en tal situación sólo podemos confiar en nuestro razonamiento crítico para poder determinar qué es verdad y qué es mentira ante toda la información que circula por Internet. Sólo nosotros podemos salir de la caverna y ver el mundo de las ideas con nuestros propios ojos, y entonces, saber la verdad.

martes, 16 de marzo de 2010

Panopticon




Panopticon. Concebido como un modelo de cárcel, donde los prisioneros son observados por carceleros invisibles por efectos ópticos. Esta idea fue concebida en el s. XVIII por Jeremy Bentham, filósofo e inventor británico. Sin embargo, dos siglos y cuarto más tarde, Bentham no daría crédito a lo que voy a decir: nuestra sociedad es el Panopticon. Con una singularidad: todos son ahora prisioneros y carceleros a un mismo tiempo. En este artículo voy a exponer la razón, aunque el vídeo que pongo como cabecera es bastante explicativo en sí mismo.

En esta sociedad del siglo XXI, todos tenemos la capacidad de observar, sin ser observados. Con suficiente empeño, es fácil encontrar muchos datos de cualquier persona, sin necesidad de acudir a medidas invasivas. Un poco de paciencia y bastante googleo es suficiente. Y Google, ese es el auténtico Argos Panoptes de este nuevo mundo. El que observa y no es observado. Sus satélites se han convertido en los ojos a través de los cuales podemos encontrar lo que buscamos... o ser encontrados por quienes nos buscan, sin que nosotros los sepamos. Como una Espada de Damocles, los satélites nos acercan a quienes queremos conocer (o ya conocemos y están en la distancia) pero también a aquellos que nos buscan y no tienen buenas intenciones. Estos Numerati rastrean, crean perfiles y patrones, y nos ofrecen bienes y servicios. O se los ofrecen a quienes luego se presentan con ellas. Nosotros sabemos muy poco de ellos, ellos creen saber mucho de nosotros. Pero si buscamos lo suficiente, la Espada de Damocles, se vuelve también contra ellos. El vigilante se convierte en vigilado. Una frase mal dicha, una previsión poco favorable, y el mundo parece derrumbarse de repente. Cada teléfono móbil con cámara convierte al ciudadano en vigilante. En cuestión de minutos, los secretos más oscuros se conveirten en vox populi. La conspiración se vuelve susceptible. Por ello, callan, analizan, y observan.

Tal y como dijo Tolkien en "El Señor de los Anillos", de boca de Gandalf, "La naturaleza del mal es volverse contra sí misma". Divide y vencerás. La derrota de los Numerati, es una división entre cero: conocer el corazón humano, es algo que no puede expresarse con números. Y ahí radica nuestra fuerza.