lunes, 26 de marzo de 2012

Los paneles solares de la ira


Hace unos días, en uno de mis trayectos habituales, observé en una academia una imagen del pelo de la que se muestra arriba, con un gran letrero anunciado lo maravilloso que era hacerse instalador de placas solares: "una profesión de futuro". Dado que en mi vida profesional he tenido que cruzarme en más de una ocasión con empresas dedicadas a ese ramo, tengo cierto conocimiento sobre el tema. Y sentí pena por aquellos que se dejaron o se vayan a dejar caer en semejante engaño como este. Lo cual me vino a recordar la gloriosa obra de John Steinbeck, "Las uvas de la ira". el símil se encuentra en que, en un determinado momento de la novela, los protagonistas son engañados con un folleto que anuncia las abundantes cosechas de frutas tropicales de California. En ellas se necesita mano de obra sin cualificación que se dedique a esta tarea, y están mucho mejor pagados que cualquier obrero de fábrica. Por supuesto, es mentira, como lo son los anuncios acerca de la demanda de instaladores de paneles solares. Cualquiera que investigue un poco sabrá que el Gobierno retiró las subvenciones a las energías renovables, allá por 2010. Dicha crónica de una muerte anunciada se hizo efectiva con la decisión del nuevo Gobierno de cerrar definitivamente el grifo de las renovables. Con lo cual, veremos miles de despidos en el sector en los próximos meses. Cualquier persona que pague varios miles de euros en un curso para una profesión en franca desaparición ha sido engañado como un chino.

Lo cual es una desgracia, debido a la alta dependencia energética que tiene España de los hidrocarburos. Pero tal cosa no va a cambiar, excepto para peor. Como os podéis imaginar, esto resulta un peligro para nuestra salud, un perjuicio para el medio ambiente que la Constitución obliga al Gobierno a proteger, además del desperdicio de una posible industria que salvase al país de la ruina. En conclusión, miles de personas estafadas, y miles de millones tirados para nada. Menudo país.

martes, 13 de marzo de 2012

El dilema del prisionero en España


Esta entrada viene a raíz de un comentario que hice en Politikon, en una entrada de Roger Senserrich, quejándose de lo terriblemente injusto que es el sistema penal en EE.UU. Lo que yo venía a argumentar en mi comentario es que la diferencia entre EE.UU. y España no es tan grande.

De acuerdo con Roger, el New York Times revelaba que el 90% de los condenados a prisión en EE.UU. lo son sin ninguna clase de juicio. La causa es que la amenaza de una grave condena (a cadena perpetua) los obliga a confesar sus delitos y obtener así una reducción de condena. Esto es consecuencia de un gigantesco dilema del prisionero.

La pregunta que yo me formulé fue: ¿es esto así en EE.UU. únicamente, a causa de un endemoniado sistema legislativo y judicial, o se reproduce también en otras democracias europeas, más "blandas" en cuanto a penas? Por supuesto, y porque me interesaba el dato particular de España, tomé a nuestro país para mi análisis comparativo. Para ello, tomé estadísticas del año 2009 sobre procesos penales y sobre la población reclusa en España.

El resultado es el siguiente (reproduciendo íntegramente mi comentario):

Me he tomado algo de tiempo para buscar información sobre la situación en España, y he hecho algunos números. En el año 2009 (último año del que he conseguido estadísticas oficiales), hubo un total de 127.992 ingresos en prisión, para un total de 22.140 sentencias penales. Es decir, que sólo un 17,30% de los ingresados en prisión durante el año 2009 lo fueron a través de una condena en sentencia firme. Aunque es casi el doble que en EEUU, tampoco es una estadística halagadora.
También hay que tener en cuenta que, a final de 2009, 15.580 de los 76.079 reclusos lo estaban en prisión preventiva. Es decir, un 20,47%. Esto supone que un 65,77% de los condenados a prisión definitiva en 2009 no tuvieron un proceso penal.

Las estadísticas las he sacado de aquí:
http://www.ine.es/prodyser/pubweb/anuario11/anu11_06justi.pdf
y de aquí:
http://www.institucionpenitenciaria.es/web/portal/documentos/estadisticas.html

También he visto algún dato curioso en el primer enlace, como que el 94,7% de los condenados a prisión en 2009 con un contrato de arrendamiento, afrontaban impagos del mismo. Lo cual puede dar una idea de la relación entre criminalidad y situación de marginación económica.

El análisis que sale de estos datos es que a pesar de lo que pudiéramos pensar, la situación penitenciaria de España no es tan diferente de la de EEUU como podríamos pensar. Es decir, tenemos un sistema en el que prima la condena a priori durante la instrucción del proceso, sin que éste llegue a sustanciarse dos de cada tres veces.


No obstante, no estaba del todo satisfecho con este análisis. En primer lugar, porque era conveniente analizar los datos anteriores para poder saber con seguridad que 2009 no era un año "que se saliera de la tendencia". Por otra parte, porque como tal y como algunas personas replicaron, no estaba teniendo en cuenta a los reos provisionales que son finalmente absueltos en plazo menor a un año, y aunque no se dijo, incluyo también a aquellos ingresados en prisión en otras situaciones heterodoxas. Aunque tengo el convencimiento de que el número de dichos reos es muy reducido, tampoco me atrevía a afirmarlo sin datos.

Por eso investigué un poco más, y conseguí datos de los dos años anteriores. De esta forma, surgió la siguiente tabla:

Año

Total Reclusos

Preventivos

Situaciones transitorias

Condenas penales

2009

76079

15580

981

22140

2008

73558

17849

963

15919

2007

67100

16137

1020

13631



Observamos por los datos que el número de reclusos ha ido aumentando con el tiempo. Esto no es ninguna novedad, y es una tendencia que se arrastra desde atrás, como se dice en este paper. La cuestión es: ¿lo ha hecho proporcionalmente el número de sentencias?

AÑO

RECLUSOS

CONDENAS

2007

100

100

2008

109,62

116,79

2009

113,38

162,42


Para esta tabla he tomado como número índice en base 100 los datos de 2007. Esto supone que el número de condenas en 2009 no es, como me temía, tan representativo. El número de reclusos creció menos que proporcionalmente en 2009 respecto del número de condenas. De esto podemos deducir un alto número de sobreseimientos en segunda instancia. Tomando un valor medio para los reclusos (107,67) y de condenas (126,40), podemos hallar cuál es el porcentaje medio de reclusos condenados sin juicio. Para hacer eso tomamos el dato de reclusos del 2007, y restamos a los preventivos y aquellos en situacion transitoria, y aplicamos el índice medio. Esto nos da una media de 53.773 reos ingresados en prisión. El número de condenas medio sería de 17.229. Esto nos da que en el período 2007-2009, un 67,69% de los reos ingresados en prisión lo han sido sin un juicio penal.

La lectura de esto es que algo falla en nuestro sistema judicial penal. Nuestra Constitución en su art. 10 somete su interpretación a la Carta de Derechos Fundamentales de las Naciones Unidas, a la cual se adhiere. También recoge la Constitución en su art. 24 el derecho a no declararse culpables y no declarar contra sí mismos. Sin embargo, esto es lo que hacen dos tercios de los imputados por un delito. ¿Qué puede hacer a un prisionero preferir declararse culpable a ir a juicio? Pensando en la teoría de juegos de Nash, cuyo famoso "dilema del prisionero" ilustra el principio de esta entrada, no puedo pensar en otra posibilidad que estos acusados se sientan en tal grado de indefensión que consideren como inasumible la posibilidad de ser absueltos de un juicio. Aunque sin duda la "puntería" de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado es hoy en día muy exacta a la hora de acusar a una persona de un delito, estos datos arrojan un claro déficit democrático en la defensa jurídica de los presuntos culpables de un delito.

¿Es esta la justicia que queremos? El debate está servido.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Así fallara la reforma laboral (V)




La reforma laboral ya casi tiene fuerza de ley. Sigue el trámite parlamentario, pero es poco probable que veamos novedades. Varios grupos han presentado enmiendas ¿Servirán para algo? Lo dudo mucho, hay muchas razones por las cuales el fracaso de la reforma esté más que previsto. Incluso podría ser perjudicial a corto plazo. Y el largo plazo tal vez no sea una opción. De acuerdo con el columnista del Financial Times, Tim Wolf, la reforma tardará "unos cuantos años" en tener efecto. Así que va para largo.

He esperado hasta este momento para pronunciar mi opinión, aparte de porque quería informarme mejor, también porque me pareció precipitado dar una opinión sobre un decreto ley, que podría no ser convalidado (no sé como, tal vez con una epidemia de salmonela en el grupo popular a causa de marisco en mal estado, o algo así). Si bien es cierto que tal cosa estuvo siempre fuera de discusión por parte del PP (que fueran a admitir algún tipo de enmienda, no lo de celebrar mariscadas; estoy seguro que gracias al Presidente se hará más de una estos días).

Además, hay que tener en cuenta que la reforma no se quedará en este punto. Las propias autonomías podrían imponer un régimen todavía más restrictivo respecto de aquellos ámbitos que son de su competencia. Ejemplos de ello son las polémicas reformas del empleo público en Galicia y Castilla-León.

Con todo, estamos ante una reforma que a corto plazo supondrá un incremento del paro, en tanto que aumenta la dualidad y la confusión normativa al añadir nuevos tipos de contrato, sin eliminar los que ya existen. Pero analicemos los argumentos en detalle:

1.- Se mantiene la dualidad. Este es mayor problema de nuestro mercado laboral. No estoy seguro de si he insistido lo suficiente en este tema, así que por si acaso, insistiré un poco más. La dualidad es mala, muy mala. Como dicen los chicos de Politikon en el enlace que adjunto, hay dos posibilidades: o tienes un mercado flexible y desregulado en el que haya una gran rotación y temporalidad, pero el acceso al empleo sea sencillo (ejemplo de ello sería Alemania). O bien tienes un mercado laboral basado en contratos fijos bien protegidos, lo cual tiene la ventaja de crear estabilidad, y la estabilidad proporciona crecimiento porque los trabajadores consumen y ahorran una parte, lo cual genera riqueza a través de fondos de inversión y planes de pensiones. Pero nuestro mercado no tiene nada de eso. Tiene un mercado dual: trabajadores muy protegidos en sus empleos indefinidos y colectivos (especialmente vulnerables) como jóvenes, mujeres, mayores de 45 años e inmigrantes, en situación de cuasi-marginación por la altísima rotación de sus contratos, que no se ve respaldada con acceso fácil a nuevos puestos de trabajo. Eso causa que nuestro mercado laboral tenga todas las desventajas de un mercado desregulado, y ninguna de sus ventajas. Lo ideal sería un mercado laboral con un contrato único. Pero el gobierno ignoró totalmente esa propuesta.

2.- Nos tendremos que rascar el bolsillo. Por una doble vía, además. En primer lugar, a través de las subvenciones que se ofrecen al empleador, que desequilibran todavía más el déficit de la Seguridad Social. En un momento especialmente delicado para ésta, el gobierno está jugando con fuego. No serán ellos los que se quemen, no obstante. La otra vía es a través del incremento de la rotación del mercado laboral. Al incrementarse dicha rotación (vía despido objetivo por pérdidas, la trampa del periodo de prueba de un año que permite despidos libres a jóvenes, y otras), se producirá un incremento de personas que soliciten la prestación por desempleo, aunque estén parados por menos tiempo (o eso cree el gobierno). Aunque aumente el número de afiliados, también lo hará el número de demandantes de prestaciones, lo cual a efectos prácticos no soluciona nada o empeora las cosas.

3.- Los jóvenes siguen siendo de usar y tirar. Si hemos llegado casi al 50% de paro juvenil, no es porque los jóvenes sean unos perroflautas zopencos y vagos. A pesar de que algunos así lo piensen. Lo cierto es que la llamada generación Y es la mejor preparada de la historia. No obstante, son (somos) objeto de la mayor precariedad laboral desde el siglo XIX. Hasta el punto de que un porcentaje alarmante se está decantando por la emigración. No son los emigrantes de los años 50. Son (somos) gente con estudios, con conocimientos de idiomas, de las nuevas tecnologías, muy adaptables al medio, y sin vínculos económicos en España. La consecuencia de ello es el peligro de que consigan un trabajo estable en el extranjero... y se queden. Esta reforma laboral introduce un nuevo contrato para fomentar la contratación de jóvenes, es cierto, pero se queda en papel mojado cuando se apareja a un periodo de prueba de un año. Es cierto que la empresa puede obtener bonificaciones en la Seguridad Social, si mantiene ese contrato durante tres años. Pero también puede optar por despedir sin coste y contratar a otra persona joven que le sustituya. No se introducen, en cambio, formas de compatibilizar trabajos y estudios, como ocurre en el resto de Europa, que puedan facilitar la independencia y el desarrollo económico y social.

4.- La formación, de nuevo olvidada. Se introduce la cuenta de formación, como una forma de acreditar la educación y capacidad de un trabajador. Sin embargo, tiene muchos problemas. En primer lugar, no tiene efectos retroactivos, lo cual perjudica a los trabajadores en activo. En segundo lugar, no se establecen mecanismos que certifiquen que esa formación en la empresa se presta de forma efectiva. Ante lo cual, se abre la puerta a numerosos abusos. Tampoco se introducen mecanismos que permitan incentivar la innovación en el marco de la formación en el trabajo. Sigue teniendo un carácter meramente instrumental, la llamada "titulitis" que afecta a nuestro mercado laboral. Y así seguirá, creando parados para la exportación.

5.-Las agencias de colocación adquieren el mismo valor que la agencia pública de empleo. Ya he comentado antes que esta clase de empresas camina al filo de la legalidad. Dotar a estas sociedades de la capacidad de colocar a los parados es bueno, dentro de unos límites (la legalidad, por ejemplo). Dotarles de la autoridad para penalizar a los que no escojan esa opción, puede ser peligroso. Las ETTs son empresas privadas. Se lucran con la cesión de trabajadores. No les importa en absoluto que el trabajador tenga que operar en condiciones infrahumanas, o que, para el caso, se le retribuya de alguna forma.

6.- Despidos, despidos por todas partes. Esto tiene menos complejidad de lo que parece. Si pretendes crear empleo, no puedes basar una reforma laboral en el despido. "Así se contratará más". Pues ya veremos. Por de pronto, es fácil llegar a la conclusión de que si bajas el precio de un producto, habrá más gente dispuesto a comprarlo. Esto funciona igual: si bajas el precio del despido, habrá más empresas dispuestas a despedir. La propia previsión del gobierno es que se destruyan de aquí a final de año, más de medio millón de puestos de trabajo. ¿Y sin reforma, llegaríamos a los diecisiete millones por fin? Por otra parte, liberalizar los EREs de forma que se puedan hacer sin autorizacion administrativa, es una pesadilla conceptual. Mañana habrá cola en la Seguridad Social para comunicarlos.

En conclusión, esta reforma laboral es un desastre tan premeditado que me cuesta pensar que no vaya a necesitar una vuelta de hoja radical antes de final de año. Huelga laboral habrá seguro. Que sirva o no de algo, es otra cosa. El gobierno parece ahora mismo valiente al respecto, pero luego llegarán los tirones de orejas del extranjero por parte de los "mercados", y el gobierno volverá a echar la culpa al PSOE, y seguirá sin hacer nada (el gobierno, y me temo, también el PSOE). Ya lo veréis.

Enlace

martes, 6 de marzo de 2012

¿Son los políticos comunistas chinos malas personas?


Hoy he leído en Politikon un artículo de Roger Senserrich en referencia a un curioso estudio acerca de la relación de moralidad y nivel de riqueza. El estudio en sí mismo extrae conclusiones un tanto obvias: las personas con un alto nivel de ingresos son más propensas a cometer infracciones de tráfico en sus coches de lujo, mentir a la hora de negociar un contrato de trabajo, , hacer trampas en juegos de azar, robar caramelos a los niños, etc. En fin, el pan de cada día para el Sr. Burns de Los Simpson. O lo que es lo mismo, la clásica definición del capitalista despiadado.

En los comentarios del artículo de Roger, con cierta razón argumentaban algunas personas que en gran parte la riqueza es heredada, y por tanto tiene más que ver con una educación en un sentido determinado, "orientada hacia el egoísmo", podríamos decir. También se habló de la "superioridad moral de la izquierda", como argumento por el cual las personas educadas en una ideología progresista son más tendentes a compartir y a respetar las leyes que las personas educadas en una ideología conservadora. Estos argumentos no se corresponden con la situacion de China. Allí, políticos educados en un entorno comunista, se están convirtiendo en despiadados capitalistas. ¿Supone eso que la posibilidad de enriquecerse está reblandeciendo esa supuesta superioridad moral de la izquierda, a pesar de no haber sido criados en un entorno liberal? Eso parece.

Todo esto viene muy a colación con nuestro entorno, en donde estamos viendo casi cada día como pesonas que se han enriquecido de forma sospechosamente fraudulenta, o directamente ilegal, están siendo absueltos por la justicia. Eso crea lo que yo llamo "espiral de invulnerabilidad". La tendencia de una persona a traicionar al sistema para obtener un beneficio individual puede examinarse dentro de la teoría de juegos. En ese marco, los jugadores tienen que escoger entre seguir las reglas y arriesgarse a perder, o hacer trampas y ganar. John Nash ha demostrado la relevancia de la información en el mercado a través de este modelo, porque cuanta mayor información tenga cada jugador sobre las intenciones de los demás, más se posicionará entre hacer trampas o no. Y si alguno de los jugadores pretende hacer trampas y todos los saben, pueden ocurrir dos cosas: que los demás jugadores lo impidan (lo habitual, si el juego es de suma cero, y las trampas de ese jugador obligan a los demás a perder), o que se suman al carro si el juego es de suma no cero y todos pueden ganar haciendo trampas. Si además, en los subsiguientes juegos no se contemplan penalizaciones por hacer trampas, la tendencia de los jugadores a seguir haciendo trampas no disminuirá, pero tampoco aumentará. Si se contemplan penalizaciones (como por ejemplo, ir a la cárcel y perder lo ganado, como se supone que ocurre en el mundo real), la intención de hacer trampas puede disminuir. Pero de nuevo, la información es relevante. Porque si las penalizaciones incluyen un componente aleatorio y/o una variable dependiente de quien realiza las trampas (digamos, la decisión de un jurado y la capacidad de influir sobre él, en el segundo caso), entonces las intenciones de los jugadores de hacer trampas en juegos sucesivos se puede ver reforzada. Esto es la "espiral de invulnerabilidad": a mayor sensación de invulnarabilidad del tramposo, mayor será la corrupción generalizada del sistema.

La conclusión a la que quiero llegar es que no creo que la falta de moralidad sea innata en las personas que "han nacido ricas". Ideología, extracción social de nacimiento o educación recibida son independientes de la tendencia a romper las reglas morales del sistema con el objeto de obtener un beneficio material. El hecho de que los ricos sean malas personas es producto de la lógica racional que se crea al sentirse éstos invulnerables.