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sábado, 30 de noviembre de 2013

Se aprueba la "ley mordaza"


La Ley de Seguridad Ciudadana, proyecto comúnmente conocido como "ley mordaza" o "ley de la patada en la boca" ha sido hoy aprobada por el Consejo de Ministros. Esta ley pretende regular ciertos aspectos del orden público para evitar lo que el Gobierno califica como "desorden". Sin embargo, el catálogo es de lo más amplio y aunque entre medias hay propuestas razonables, el número de despropósitos es reseñable.

Lo más aberrante de esta ley es su arbitrariedad. ¿Qué es, por ejemplo, "ofender a España"? ¿Y quién lo decide? En ese último aspecto la ley sí se posiciona, ya que a partir de ahora los vigilantes privados, los habitualmente llamados "guardias jurados" podrán identificar e incluso detener a quienes participen en las conductas descritas en la ley o en el Código Penal. Constituye el primer paso, por tanto, hacia la privatización de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Hasta leer esto no entendía cuál era la razón por la cual la Asociación Unificada de Guardias Civiles  y los sindicatos policiales protestaban por este proyecto, pero empiezo a entender los motivos. También han criticado que sea "demasiado suave" por haberse dejado llevar por la presión de la oposición.

Personalmente creo que es bastante confiscatorio introducir multas de hasta 600.000 € por las conductas más graves, como protestas "ilegales" en "infraestructuras críticas". No se dice cuáles son, pero se menciona a modo de ejemplo, los aeropuertos. ¿Podemos entender que se extiende a toda clase de estaciones de transporte. La perturbación "muy grave" en oficios religiosos también recibe la máxima sanción. ¿Recordáis la clásica escena de las películas del amante irrumpiendo en la boda injusta y pidiendo que se cancele? Bueno, mejor que se lo piense dos veces, porque ahora se puede quedar en la ruina. También recibe la máxima multa la celebración de espectáculos públicos sin autorización, así que olvidáos de flashmobs en España a partir de ahora.

Las infracciones graves tampoco tienen pérdida. Obstruir un deshaucio tendrá pena de 30.000 € de multa, lo mismo que las concentraciones no autorizadas ante edificios públicos. La misma pena tendrá no identificarse ante la Policía (o un vigilante de seguridad privada), así que no os dejéis el DNI en casa si os váis a la playa. Pero cuidadito con perderlo, porque perderlo tres veces en cinco años también será una infracción leve con hasta 1.000 € de multa. También tendrá pena de multa de hasta 30.000 € la desobediencia a la autoridad. Si había un resquicio sobre la desobediencia justificada o pacífica, no cabe con esta ley. 

Si esto fuera poco, el Ministerio guardará los antecedentes de aquellos que vulneren la ley, creando un nuevo cuerpo paralelo de "antecedentes penales", salvo que no tendrán la consideración de antecedentes penales. Si a esto le añadimos que no hace falta ningún control judicial, o prueba de ningún tipo sobre la conducta delictiva, estamos ante la restauración de facto del viejo "Tribunal de Orden Público" de épocas pasadas. Un abuso de la facultad de policía administrativa para meterse en el terreno penal sin otorgar las garantías que éste ofrece.

En resumen, se trata de una ley represiva, deliberadamente ambigua, con el fin de poder abarcar en ella la mayor cantidad de conductas posibles, y con una finalidad claramente recaudatoria. Un auténtico atropello al Estado de Derecho.

martes, 14 de mayo de 2013

Mitos del teatro económico II: el estallido social

En los últimos días es muy frecuente que me encuentre tanto en los medios como en mi vida personal a gente que se pregunta por qué no hay un estallido social en España o si vamos hacia un estallido social. Si uno atiende a la calle, verá que no faltan multitud de manifestaciones, escraches, movimientos de protesta, etc. ¿Es eso síntoma de algo? En esta entrada pretendo resolver esa cuestión.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que al hablar de la implantación de la doctrina de shock en un país como ocurre actualmente en España, es que estos movimientos de protesta están totalmente contemplados dentro de la estrategia a seguir. Otro factor muy importante a tener en cuenta es la naturaleza de estos movimientos. Si tomamos España como ejemplo, los principales movimientos sociales de protesta son en estos momentos la PAH y el 15-M. Ambos tienen una naturaleza eminentemente conservadora. Ambos buscan mantener el statu quo perdido por la ciudadanía con la depresión económica, aunque con sutiles diferencias. Probablemente sea la PAH el más conservador de ambos, al aglutinarse bajo la defensa de un derecho de naturaleza conservadora: el derecho de propiedad. El 15-M aglutina un grupo de ideologías mucho más diverso. A pesar de que defienda una "revolución global", su reivindicación más importante es la de proceder a un nuevo proceso constituyente que consolide los derechos individuales de la ciudadanía.

Estos movimientos en sí mismos no tienen la capacidad de influir institucionalmente más allá de hacer concesiones del tipo panem et circenses. Puede retrasar un poco la implantación del shock económico, pero no detenerlo. La razón de ello es que para detener una estrategia de "revolución desde arriba", utilizando la expresión acuñada por Antonio Maura en su "gobierno largo", es necesario contar con una influencia institucional que estos movimientos no tienen. Estos movimientos están formados por outsiders tal y como Keynes acuñó la expresión. La idea (para resumir) es que determinadas personas están privilegiadas sobre otras en el mercado laboral. En España, esto se manifiesta en la fuerte dualidad del mercado laboral.

Basándonos en estos criterios, no existirá un estallido social en España mientras persista esta dualidad porque dicho estallido va a estar siempre sometido a boicot por la parte "estable" del mercado laboral. Esa parte de la sociedad, que contempla la política con abulia, pero que regularmente vota a los dos principales partidos (porque estos consolidan sus privilegios aumentando la dualidad del mercado) es la que no se moviliza. Ese sector deslegitima cualquier intento de estallido social, porque no sólo no lo apoya, sino que actúa activamente en contra del mismo defendiendo en las urnas el statu quo bipartidista. 

Eppuor si muove
"Y sin embargo se mueve". Algo parece que ocurre cuando las últimas encuestas electorales parecen fracturar el establishment bipartidista al menos en Madrid (y es una buena estimación de lo que puede ocurrir en el resto de España). En realidad, esto también es parte de la estrategia de shock. Ya hemos visto lo que ocurre en otros países de Europa cuando las fuerzas políticas se debilitan al extremo: surgen los tecnócratas y los gobiernos títeres. Es un buen ejercicio de política-ficción pensar qué podría pasar en España si en unas elecciones generales obtuviéramos unos resultados parecidos a los que refleja esa encuesta, pero la historia ya nos cuenta qué es lo que ha pasado la última vez que un partido comunista ganó unas elecciones generales. Sinceramente confío en que no se vuelva a repetir.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Hay alternativas. O las había.




Recientemente he terminado de leer el libro de Vincenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón Hay Alternativas. El libro explica de un modo bastante ágil la forma en que se ha gestado la recesión económica en la que nos hallamos, y la forma en que ésta podría solucionarse según los autores. Se estructura en tres partes no explícitas, pero fácilmente diferenciables.

La primera parte del libro se dedica al análisis de las causas. Aunque en algunos casos se observa cierta carencia de fuentes o bibliografía, los propios autores dicen como disculpa que no se trata de un "volumen académico". Aún así, se citan algunos estudios en que se apoyan. En general, el análisis es bastante correcto. A estas alturas ya sabemos con bastante precisión lo ocurrido. Aunque los autores tengan cierta tendencia a culpar de todo a una especie de conspiración neoliberal, la Escuela de Chicago tiene buena parte de culpa de haber creado una generación de líderes que han seguido sus preceptos con resultados desastrosos. Es el caso de Irlanda, por ejemplo. Se muestra cómo los lobbys financieros dejaron de sustentar la actividad económica para dedicarse a la especulación financiera con toda clase de bienes: vivienda, alimentos, combustibles y toda suerte de «commodities». 

La segunda parte tiene como propósito identificar las acciones que se están llevando a cabo para atajar la recesión, y por qué éstas no están resultando efectivas en absoluto, si no más perjudiciales si cabe. El uso de las recetas neoliberales para atajar esta grave situación resulta ser una especie de homeopatía económica. La diferencia estriba en que la homeopatía trata de curar usando aquello que ha curado la enfermedad, en partes diluidas para evitar agravar los síntomas. El ajuste fiscal llevado a cabo en los últimos cuatro años es bastante peor que la causa de la recesión, y dado que es una medida pro-cíclica (agrava la situación del ciclo económico), ha empeorado la situación previa. Principalmente, porque ha permitido que las insituciones financieras siguieran especulando, pero ahora con el dinero que los Estados han recaudado mediante deuda precisamente con el fin de evitar que quebraran.

La última parte del libro, la menos objetiva y la más política, se dedica a enumerar y explicar las soluciones que, a juicio de los autores, son necesarias para poder salir del atolladero en el que se encuentra la economía española en este momento. Aquí hay mucho de lo que se podría hablar, ya que es un totum revolutum en el que caben toda clase de soluciones que van desde un cambio en el orden mundial y el sistema económico, hasta cuestiones de microeconomía y de micropolítica.

Estoy de acuerdo con los autores en la necesidad de un cambio de rumbo en la economía y la política, que lleve a una democracia más transparente, y funcional; cuya economía se base en el apoyo a las personas más que aen lugar de hacerlo solo a los lobbys; y que ponga la sostenibilidad del medio ambiente como barrera infranqueable al consumo. Sin embargo, si todo esto es necesario para que España pueda salir de la recesión, me temo que tardará siglos en hacerlo. Los autores dicen que esto es utópico en la medida que las personas se propongan alcanzarlo. Yo digo que las personas se propondrán alcanzar tales objetivos si tienen incentivos para hacerlo. ¿Cómo se pueden medir esos incentivos? De acuerdo con la Teoría de las Necesidades de Maslow, ningún incentivo que tenga por fin cubrir una necesidad por encima del estrato en el que uno se encuentra tendrá éxito. Así, y teniendo en cuenta que la mayor parte de las personas en España buscan cubrir las necesidades en el estrato más bajo (alimento y refugio), difícilmente podrán preocuparse por cuestiones intelectuales situadas varios estratos más arriba. Tan sólo la desesperación ante la imposibilidad de cubrir las necesidades más básicas puede suponer a una persona un incentivo a atacar el orden social y buscar uno que le garantice esa posibilidad.

De esta forma, el axioma neoliberal que impera en estos tiempos y que sin duda seguirá en vigor en los próximos años es el de "Dios aprieta, pero no ahoga". Mientras que las personas puedan satisfacer sus necesidades básicas sacrificando todo lo demás, no veremos un auténtico rechazo social al sistema actual.

Volviendo al libro, los autores proponen la protesta ante las instituciones representativas como forma de reivindicar su papel democrático, con el fin de otorgarle al pueblo la capacidad de motivar ese cambio de sistema. Sin embargo, los autores incurren en este punto en una incoherencia, ya que previamente dicen que estas instituciones están totalmente usurpadas por el poder de los lobbys financieros y los grandes inversores. Es más, las personas que ocupan los puestos de representación democrática no tienen ninguna clase de incentivo a hacer ningún cambio por varias razones:
-Estas personas y grupos de presión tienen capacidad de derribar cualquier medida que se tome desde las instituciones democráicas, sino incluso de arruinar la carrera política de cualquiera de los cargos políticos en activo.
-Los políticos en puestos de representación se ven recompensados por su actuación en favor de estos inversores mediante la concesión de posiciones con grandes remuneraciones, poder fáctico y excelentes condiciones de vida en empresas, fundaciones, o en grupos de presión de distinto tipo. A veces, en varios de ellos a la vez. Esto les permite acumular riquezas y poder con el fin de convertirse en "uno de ellos". ¿Qué puede darles apoyar al pueblo con su actuación? El fin de sus ambiciones vitales, salvo que se atrevan a vivir en la humildad.
-Todos sabemos lo que pasó con Kennedy y su familia. Si la ambición de causar un cambio en la sociedad que vaya en contra de los lobbys es lo suficientemente temerario, es de esperar una reacción contraria de la misma o superior intensidad. Los lobbys no dudarán en usar la fuerza para derrocar a cualquier líder que se les oponga. Por desgracia, no siempre un regicidio es tan limpio como en el caso de JFK, sino que a veces implica crear desórdenes sociales que desemboquen en una guerra civil. Cualquier político con un mínimo sentido de la honradez prefiere evitar poner en peligro a su pueblo. Mejor ser recordado como un corrupto, que añorado por los supervivientes de un conflicto social o incluso bélico.

Por esa razón, quiero concluir esta reseña con una reflexión. Si los poderes democráticos no tienen incentivos ni capacidad para provocar el cambio, no es ante ellos que hay que protestar y motivar a provocar el cambio. Hay que hacerlo ante quienes efectivamente tienen el poder. Hay que desenmascararlos y enjuiciarlos públicamente por los delitos que han cometido. La mayor parte de estas personas pueden ser acusadas al menos de delitos de alteración del orden socioeconómico, de falsificación de moneda (al hacer circular un dinero que en realidad no existe como tal), y de traición. Hay que obligarles a devolver todo lo que se han enriquecido a costa del empobrecimiento general e inhabilitarles para el ejercicio del comercio de forma vitalicia. Tan sólo entonces es posible exigir a las instituciones democráticas que den los pasos necesarios para dar solución a la recesión. Sin embargo, ¿cómo llevar a cabo semejante tarea? ¿quiénes serán los valientes que arriesguen su vida y su carrera para ello? Esa es la razón por la cual no habrá ninguna revolución, ni alzamiento, ni justicia de ninguna clase: la falta de respuestas.

P.D.: Curiosamente, mientras escribía esta reseña, pude ver el curioso y último artículo de Vincenç Navarro. Parece ser que Navarro se ha desdicho de lo dicho en la última parte de su libro, y ahora que el 15M se ha desinflado, ya no hay alternativas. Ninguna sorpresa al respecto. Aunque este cambio de postura es un tanto hipócrita, lo cierto es que es bastante más realista que el adoptado en su libro. E igual de desalentador.

miércoles, 1 de junio de 2011

En el país de los ladrones...

...Hay pan para hoy, y hambre para mañana. Eso es lo que deduzco, a medida que me llegan noticias y testimonios. Ayer mismo tenía uno, de mano de una persona muy próxima a Joaquín Varela de Limia Cominges, Director del IGAPE. De acuerdo con este testimonio, a Joaquín Varela sus amigos lo conocían como "El Santo". Se trataba, para esta persona, "de su ejemplo de honradez". Aunque mi contacto hablaba de conspiración, de obstrucción a la defensa y desgranaba la dudosa naturaleza de las pruebas que se habían presentado contra él, no voy a acusarlo ni a defenderlo desde este blog. Sin embargo, sí lo usaré con el fin de analizar la sociedad en la que vivimos.

De acuerdo con mi contacto, Joaquín Varela es miope, y necesita usar gafas, como quien escribe y como muchos de los que lean estas palabras. Durante los dos días y medio que pasó en prisión preventiva, se le retiraron las gafas porque "podrían ser usadas con el fin de suicidarse". Yo me quito las gafas un momento, y veo un mundo de luces y sombras, de formas difuminadas. Vuelvo a ponérmelas, y sigo viendo el mismo mundo, aunque no referido a la realidad que percibo a través de la óptica, sino a la realidad que trato de comprender con mi limitado intelecto. No obstante, un ejercicio de reflexión puede ayudar a comprenderlo todo un poco mejor, a vislumbrar la realidad con un poco de nitidez. Vamos allá.

Supongamos, por un momento, que Joaquín Varela es inocente. Es lo que dicta la ley, al fin y al cabo. Presunción de inocencia. Aunque saliera impune de todas las acusaciones que hay contra él, el proceso durará meses o quizá años, debido a la naturaleza de nuestro sistema judicial. La Consellería, desde el mismo momento en que fue imputado y detenido por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, le ha suspendido de empleo y sueldo. Por muchos ahorros que tenga, Joaquín Varela es un hombre que vive de su sueldo, y que necesita un trabajo para mantener su nivel de vida. Mientras dure el proceso judicial, no puede ejercer su trabajo con lo que no tiene otra opción que dimitir y buscar un nuevo empleo. No le costará absolutamente nada, porque es un profesional con un currículum sobresaliente. No obstante, el daño ya está hecho. Si es inocente, alguien ha lanzado la piedra, y escondido la mano. La piedra ha impactado, y aunque todo termine de forma exitosa para el Señor Varela, habrá sido objeto de un daño que no es reparable. No podrá ostentar nunca más un cargo público, porque la sospecha estará siempre sobre él. En este caso, eso supone que vivimos en un país en el que los ladrones tienen el poder suficiente como para hundir la carrera de aquellos que no se sometan al tráfico de influencias. Si Joaquín Varela es inocente, no me cabe ni la más mínima duda de que el nuevo director del IGAPE mostrará su lealtad a los ladrones, y aceptar los sobornos precisos por ello.

Por otra parte, también es posible que Joaquín Varela sea culpable de tráfico de influencias. En ese caso, "El Santo" ha traicionado no solo a la ley, sino a su mismo círculo de amigos íntimos. ¿Qué puede motivar a alguien a hacer algo así, y con qué fin? Tal vez Varela vio amenazada su vida o la de sus familiares. Eso podría explicar que no le quedara más remedio que, a regañadientes, entrar dentro de la red corrupta. Podría ocurrir también que "El Santo" fuera una persona diferente dentro y fuera del despacho, pero eso no explicara el apoyo incondicional que tiene por parte de la plantilla del IGAPE. No es posible que toda la institución esté corrompida, y en consecuencia vayan a proteger a su jefe a capa y espada. El apoyo a Joaquín Varela desde el IGAPE es, y seguramente seguirá siendo, no oficial. Dicen que hubo llamadas de teléfono, gritos y amenazas para detener un comunicado oficial de la institución respandándole. Con lo cual, deducimos que si Varela no es culpable, es muy probable que el Conselleiro de Economía y Hacienda sí lo sea. No se puede entender sino que existan estas presiones por parte del responsable político.

Ahora que tenemos todo el cuadro, podemos proceder al análisis. Si Varela es inocente, entonces vivimos en una sociedad en la que los ladrones tienen tanto poder como para tener bajo su control al director de la máxima entidad de fomento de la actividad económica de Galicia, con la complicidad de la Consellería de Economía y Hacienda. En ese caso, estamos en un escenario en el que los ladrones tienen un poder casi absoluto y pueden hacer y deshacer el destino de cualquier persona. No existe posibilidad de escapatoria: o estás con ellos o contra ellos. Y si estás contra ellos, darás con tus huesos en prisión porque el sistema les ampara. En el mejor de los casos, tendrás que abandonar tu patria y marcharte lejos, o resignarte a una vida en el anonimato.

Por otra parte, más estremecedor me parece el escenario si Varela es culpable. En ese caso nos encontramos con que nadie puede escapar a la corrupción. Ni siquiera "El Santo" es capaz de resistirse a percibir unos fondos extras, en un mundo en el que defraudar la ley tiene solo ventajas y ningún inconveniente. Seguramente, en este caso, la eventualidad de que Varela fuera descubierto con sus compinches ya haya sido prevista y no pasen demasiado tiempo en la cárcel. Tal vez incluso sean indultados, ya que recordemos que los poderes públicos les amparan. El gesto, de hecho, será visto como una muestra de generosidad para con un hombre de curriculum impecable que es totalmente inocente y que ha sido víctima de una campaña de difamación por quienes trataban de meterlo en el fango.

De todo este análisis podemos extraer las siguientes conclusiones. En primer lugar que, ocurra lo que ocurra, sea Varela culpable o inocente, estamos ante un sistema que ampara a quienes defraudan la ley. La justicia no existe y no es más que un instrumento para la represión de aquellos que no se someten a un orden político totalmente corrupto desde la raíz a las hojas. La ley es un instrumento para favorecer a unos pocos en detrimento del resto de los ciudadanos del país, que asisten impasibles a un teatro de marionetas mientras entre bambalinas se cuecen las habas con las que se alimenta este árbol envenenado. La segunda conclusión es que es necesario cambiar el sistema, que se produzca una regeneración democrática absoluta en este país. Si eso no ocurre, mucho me temo que estemos condenados al desastre, o bien a ser un Estado fallido como México, o una cleptocracia como otros países del tercer mundo, en el que no tardaremos en ingresar una vez Europa decida desistir y abandonarnos a nuestra suerte (por supuesto, para mantener sus intereses).

La gran duda es la metodología del cambio. El mundo árabe nos ha dado el ejemplo de lo que ocurre cuando la población, harta de mentiras, carga contra las bayonetas que el Estado usa contra ellos. Es una semilla de esperanza para todos. Otro ejemplo a tomar, ahora que pronto se celebrarán los veinte años de la reunificación alemana, es la extinta RDA. Durante meses, los ciudadanos llevaron a cabo movilizaciones semanales pacíficas. El Estado, impotente, vio como la gente terminaba por tirar abajo el muro que los separaba de sus compatriotas y terminar con la tiranía bajo la que vivían. Sin embargo, ambos ejemplos son sacados de países en los que los habitantes poseían unas condiciones de vida notablemente peores que las de sus vecinos. ¿Cuanto tenemos que empobrecernos los españoles antes de tomar la iniciativa de iniciar una revolución a gran escala?¿Por qué no ahorranos el sufrimiento y hacerlo antes de que el daño esté hecho?

Confiamos en el sistema, y esa será nuestra perdición; porque el sistema está contra nosotros. Como dicen los indignados de la #spanishrevolution, "no hay pan para tanto chorizo".

domingo, 22 de mayo de 2011

#spanishrevolution


"Durante millones de años, la humanidad ha vivido como los animales. Entonces, ocurrió algo que liberó el poder de nuestra imaginación. Aprendimos a hablar."

Así empezaba, con la voz sintetizada de Stephen Hawking, la canción "Keep Talking" de Pink Floyd, del álbum The Division Bell, que se publicó en 1991. Aunque esta canción hablaba de la evolución humana, perfectamente podría hablar de la evolución de nuestro sistema político, y más concretamente, de lo que desde el 15 de mayo viene ocurriendo en nuestras calles. Se podría decir que desde hace doscientos veintidós años, el pueblo de la sociedad democrática ha vivido como los animales. Existen unas leyes, que no se cuestionan. Vienen impuestas. Aunque el pueblo de cuando en cuando se ha congregado para protestar por determinadas leyes o hechos injustos, no ha cambiado el sistema. Han cambiado las siglas. Al principio fueron progresistas y conservadores. Con el tiempo evolucionaron para adoptar siglas y filosofías que se fueron adoptando a los nuevos tiempos. Adoptaron programas, líneas de partido, símbolos, tradiciones. En el fondo, siguieron siendo lo mismo. Y los mismos estaban detrás de esas siglas.

Igual que en 1984, de George Orwell, la democracia consistía en un público atónito que contemplaba a un hombre recitar consignas que el público repetía. Y entonces, como en el mítico anuncio de Apple, apareció alguien que de un mazazo acabó con todo ello. Empezó la #spanishrevolution, cuando un grupo de jóvenes indignados comenzaron a aglutinar a los ciudadanos en una iniciativa ciudadana. Miles y miles de personas comenzaron a unirse. La clase política comenzó a tener miedo, porque esas miles de personas, juntas en decenas de plazas por todo el país, aprendieron a hablar. Y entonces, liberaron el poder de su imaginación.

Ahora, el movimiento está en un punto de inflexión. Hay diversas opciones: seguir adelante o dejarlo. Las asambleas han decidido seguir adelante "al menos una semana", pero todos saben que el objetivo es seguir mucho más: hasta que caiga el gobierno, ya sea por la convocatoria obligatoria de elecciones en 2012, o bien porque voluntariamente decide dimitir y convocar dichas elecciones. En este último caso, veo el peligro de que el movimiento muera de éxito. A pesar de haber sacudido la campaña electoral más gris de la historia democrática, una convocatoria de elecciones demasiado temprana podría coger a los "indignados" insuficientemente preparados. No obstante, sería el primer gobierno democrático en dimitir a causa de una protesta popular, y eso sería un hito histórico. No obstante, veo más probable que se inicie una carrera de fondo con el objetivo de que el gobierno pueda prepararse adecuadamente para responder a este movimiento. El problema es que el tiempo juega a contrarreloj para el gobierno, con la Espada de Damocles que es la incertidumbre de la necesidad de un rescate financiero por parte de los demás países comunitarios.

Otra posibilidad, la menos deseable, es que el movimiento se disuelva tan pronto como ha aparecido. No creo que eso vaya a suceder ya. Desde el mismo momento en que la Junta Electoral Central intentó disolver el movimiento mediante una resolución de prohibición de las concentraciones basándose en el vago argumento de que van en contra del derecho de reflexión de los ciudadanos tras terminar la campaña electoral. La decisión fue diputada por la propia junta, que aprobó la resolución por un mero voto de diferencia. No obstante, la naturaleza del movimiento hace que sea cada vez más fuerte a amenazas de este tipo. De hecho, las autoridades, salvo en supuestos puntuales como el de Granada, ha decidido obviar la decisión de la JEC y no disolver las acampadas. A mi parecer, es una sabia decisión ya que hacer algo así sólo podría tener como consecuencia una radicalización del movimiento. No es buena idea cargar contra miles de personas que no tienen nada que perder. La sombra de Túnez y Egipto alcanza España en estos momentos.

El hecho de que todas las formaciones políticas (salvo las más minoritarias) hayan intentado apropiarse del movimiento, muestra claramente la perversidad de este sistema bipartidista, lleno de paradojas. Basta con ver el vídeo de Democracia Real Ya para conocer algunas. Sin embargo, hay muchísimas otras. Resolver estas paradojas es una tarea pendiente de la clase política, y el gran problema que observo es que hay una gran falta de entendimiento entre ellos respecto del movimiento. Y eso puede generar un problema. Hasta que no sepamos los resultados electorales de las elecciones municipales de hoy, no habrá forma de saber cuál ha sido el impacto del movimiento en la política de nuestro país. Lamentablemente, temo que sea muy poca, y eso pueda ser motivo de desmovilización. Pero no hay que ser pesimistas. Parafraseando de nuevo a la misma canción de Pink Floyd con la que comenzaba este artículo, Stephen Hawking también decía estas palabras en la misma:

"No tiene porqué ser así. Lo único que necesitamos hacer es seguir hablando".