En los últimos días es muy frecuente que me encuentre tanto en los medios como en mi vida personal a gente que se pregunta por qué no hay un estallido social en España o si vamos hacia un estallido social. Si uno atiende a la calle, verá que no faltan multitud de manifestaciones, escraches, movimientos de protesta, etc. ¿Es eso síntoma de algo? En esta entrada pretendo resolver esa cuestión.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que al hablar de la implantación de la doctrina de shock en un país como ocurre actualmente en España, es que estos movimientos de protesta están totalmente contemplados dentro de la estrategia a seguir. Otro factor muy importante a tener en cuenta es la naturaleza de estos movimientos. Si tomamos España como ejemplo, los principales movimientos sociales de protesta son en estos momentos la PAH y el 15-M. Ambos tienen una naturaleza eminentemente conservadora. Ambos buscan mantener el statu quo perdido por la ciudadanía con la depresión económica, aunque con sutiles diferencias. Probablemente sea la PAH el más conservador de ambos, al aglutinarse bajo la defensa de un derecho de naturaleza conservadora: el derecho de propiedad. El 15-M aglutina un grupo de ideologías mucho más diverso. A pesar de que defienda una "revolución global", su reivindicación más importante es la de proceder a un nuevo proceso constituyente que consolide los derechos individuales de la ciudadanía.
Estos movimientos en sí mismos no tienen la capacidad de influir institucionalmente más allá de hacer concesiones del tipo panem et circenses. Puede retrasar un poco la implantación del shock económico, pero no detenerlo. La razón de ello es que para detener una estrategia de "revolución desde arriba", utilizando la expresión acuñada por Antonio Maura en su "gobierno largo", es necesario contar con una influencia institucional que estos movimientos no tienen. Estos movimientos están formados por outsiders tal y como Keynes acuñó la expresión. La idea (para resumir) es que determinadas personas están privilegiadas sobre otras en el mercado laboral. En España, esto se manifiesta en la fuerte dualidad del mercado laboral.
Basándonos en estos criterios, no existirá un estallido social en España mientras persista esta dualidad porque dicho estallido va a estar siempre sometido a boicot por la parte "estable" del mercado laboral. Esa parte de la sociedad, que contempla la política con abulia, pero que regularmente vota a los dos principales partidos (porque estos consolidan sus privilegios aumentando la dualidad del mercado) es la que no se moviliza. Ese sector deslegitima cualquier intento de estallido social, porque no sólo no lo apoya, sino que actúa activamente en contra del mismo defendiendo en las urnas el statu quo bipartidista.
Eppuor si muove
"Y sin embargo se mueve". Algo parece que ocurre cuando las últimas encuestas electorales parecen fracturar el establishment bipartidista al menos en Madrid (y es una buena estimación de lo que puede ocurrir en el resto de España). En realidad, esto también es parte de la estrategia de shock. Ya hemos visto lo que ocurre en otros países de Europa cuando las fuerzas políticas se debilitan al extremo: surgen los tecnócratas y los gobiernos títeres. Es un buen ejercicio de política-ficción pensar qué podría pasar en España si en unas elecciones generales obtuviéramos unos resultados parecidos a los que refleja esa encuesta, pero la historia ya nos cuenta qué es lo que ha pasado la última vez que un partido comunista ganó unas elecciones generales. Sinceramente confío en que no se vuelva a repetir.
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