Mostrando entradas con la etiqueta idiocracia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta idiocracia. Mostrar todas las entradas

martes, 26 de agosto de 2014

Bombas de humo



Hace unos días El País publicó una columna de opinión firmada por Antonio Roldán Monés en la que analiza la supuesta viabilidad o no de las propuestas económica de Podemos. La columna, de arriba a abajo es una desacreditación completa de dichas propuestas, pero lamentablemente su fundamento económico, e incluso lógico, es bastante reducido.

El artículo comienza siendo demagógico desde su mismo titular: "¿Es Podemos una alternativa para la izquierda?" Si va a hablar de economía, señor Roldán, hable de economía. Si va a hablar de política, hable de política. No obstante, utilizar la palabra "izquierda" para definir si una agenda política determinada es viable o no es confuso. Pretende atraer la atención del lector hacia un tema que no es del que se va hablar. Promete política, y da otra cosa. Funcionó conmigo (lo admito), así que asumo que habrá funcionado con miles de lectores. Enhorabuena, hemos pescado su anzuelo. Ahora vamos a ver si lo tragamos.

El subtítulo dice: "Las propuestas de la formación tendrán el efecto contrario al que proclaman". Aquí hay una nueva manipulación al punto de vista del lector. Muy sutil. Se trata del uso del futuro simple para predecir un resultado incierto. El autor no deja lugar a dudas: el adoctrinamiento ha comenzado.

El autor entonces plantea si los demás partidos deberían o no incorporar a su programa alguna de las propuestas económicas de Podemos con el fin de luchar contra su creciente popularidad. Aquí el autor comete de nuevo el mismo error de mezclar "churras con merinas" ¿Se debe el éxito de Podemos a su programa económico? Puede que una parte, pero desde luego no la totalidad. Con esto está demostrando un grave desconocimiento de la materia está a punto de tratar. Pero no nos adelantemos.

A continuación el autor nos dice que Podemos "ignora los incentivos y restricciones existentes en la economía". Al hablar de incentivos, deja claro que dogmáticamente está partiendo de las llamadas behavioral economics, una teoría económica que se ha puesto en boga en los últimos años, pero que igual que las restricciones de las que habla su autor, tiene también sus limitaciones y críticas

A continuación, comienza a desgranar las recetas económicas que, según el autor, llevarían al desastre a "pobres, a los parados y a las pequeñas y medianas empresas". La primera de ellas es "prohibir los despidos en las empresas con beneficios". El autor nos plantea la situación de que una empresa deba reducir sus costes y se adapte a esa situación. La única alternativa a una pérdida de competitividad es, a ojos vista del autor, una reducción de plantilla. Nada de invertir ahora para evitar la caída de ingresos futura. Nada de buscar la forma de mejorar la calidad del servicio. La única solución es despedir. 

Más allá de la cerrazón sobre la causa del problema, también hay estrechez de miras en cuanto a la solución. De acuerdo con el autor, "Un gobernante de izquierdas responsable sabría que el paro no se soluciona prohibiendo despidos". Lo que está claro es que el paro no se soluciona facilitando despidos. Si se eleva el coste del despido (mediante una prohibición, o dificultando la adopción de esa medida), eso implica que otras opciones como las que cité más arriba pueden resultar más rentables. Y estas medidas sí resultan más beneficiosas para un líder, de izquierdas o no. Desde la economía política más pura, ante un problema económico  como es una alta oferta de empleo (debido a que hay muchas personas en paro), facilitar el despido supone abaratar el precio de esa mano de obra y en consecuencia agravar más el problema.

La segunda de las medidas que enuncia el señor Monés es "dejar de pagar la deuda pública". Aquí se apunta a que eso supondría el fin de la financiación del Estado, y eso lo llevaría al colapso. En realidad, sucede al contrario. España ya tiene una historia acumulada de impagos que lo sitúa en un infame record. Pero la realidad es que dejar de pagar la deuda, aunque sea tan sólo durante un tiempo, permitiría al Estado crecer y poder acumular dinero con el que poder financiarse y con el que poder pagar a los acreedores. En cambio, seguir pagando deudas a costa del crecimiento sólo conduce a una espiral depresiva, como es el caso de Grecia.

De acuerdo con el autor, se requiere "más Europa" y un gobernante responsable debería trabajar "con Europa". De nuevo, me remito a los griegos para preguntar cómo va esa cooperación. No muy bien, según este artículo. ¿Ha sido responsable el gobernante griego? Eso parecería, pero lo que está pidiendo es precisamente lo que le valió el cargo a su predecesor: poder dejar de pagar su deuda.

Por otra parte, el autor dice también que "un gobernante progresista lucharía por construir una unión bancaria europea en la que el sistema financiero y no los contribuyentes se hagan responsables de sus propios desastres". No obstante, dicha unión bancaria podría suponer graves perjuicios para los ciudadanos. En este artículo se dice que "los contribuyenten comparten el riesgo", lo cual es exactamente lo contrario de lo que habla el autor que supondría dicha unión. El motivo es que en caso de que un banco quiebre, todos los ciudadanos se verían afectados. Para que nos hagamos una idea, la unión bancaria europea no es muy diferente que proponer el trasplante de un tumor a los demás órganos del cuerpo, con la esperanza de que estos actúen para curarlo. Sin embargo, lo más probale es que se produzca una metástasis. Lejos de ser la solución, la unión bancaria puede provocar problemas mayores a la población. ¿Eso es progresista? Que baje Lenin y lo vea.

La tercera medida que propone Podemos y que el autor critica es "derogar la reforma de las pensiones". Aquí hay algo en lo que estoy de acuerdo: el sistema es insostenible como está, pero por un único motivo, que es una pirámide poblacional insostenible. Con una población pasiva que promete superar a la activa, la solución no es quitar derechos, sino promover el cambio demográfico, facilitando el crecimiento del empleo, pero también de la población. Y para que eso ocurra, deben concederse más derechos, no quitar los existentes. 

De acuerdo con el autor, sería necesaria una reforma fiscal "de calado, para aumentar la recaudación". Lo cierto es que la reforma fiscal que se está planteando, lejos de aumentar dicha recaudación, parece destinada a reducirla.

La cuarta medida es "derogar las reformas laborales e imponer la jornada de 35 horas". Desde luego, la reforma laboral ha sido un fracaso, eso es evidente como ya hemos predicho en este blog. En cuanto a reducir la jornada laboral: aunque sigue siendo no atacar la raíz del problema, es algo que podría ayudar como se dice en este estudio.

La última medida se trata de "tomar el control político del BCE". Aunque admito que sería lo ideal, tanto el autor como Podemos se equivocan en este punto. España no tiene otra opción más que acatar a Europa. O abandona la Unión Europea (algo que no está claro si es posible), o bien tiene que obedecer al BCE. Es cierto que el BCE ha tendido a beneficiar a los países más ricos, pero eso es porque durante mucho tiempo se creyó que eso es lo que beneficiaría a la Unión en su conjunto. Que la riqueza fluiría hacia el sur. Lamentablemente, eso no ocurrió, y no se debe a cuestiones políticas, sino a un error programático. No se trata de que los dirigentes del BCE sean o no políticos, sino que sus errores se han debido a que han seguido las tesis académicas equivocadas.

Por lo tanto, el escenario apocalíptico que el autor presenta en su último párrafo es de dudoso carácter científico. Más bien, parece ir totalmente en contra de lo que dicta la ciencia económica de lo que en realidad ocurriría. Por supuesto, tampoco pretendo decir que estas medidas sean las más óptimas para solucionar los problemas económicos de España. No obstante, lo que sí queda claro es que el autor pretende con su artículo bombardear a Podemos, pero lo hace con bombas de humo.




sábado, 16 de noviembre de 2013

Galicia Negra






Ayer se producía al fin el veredicto sobre el proceso judicial en torno a la marea negra provocada por el hundimiento del petrolero "Prestige" frente a las costas gallegas. Creo firmemente que no podría haber sido más insatisfactorio. De acuerdo con el veredicto, no ha habido más que un único culpable, el capitán del barco Apostolos Ioannis Mangouras. Sin embargo, puesto que su edad es de 78 años es inimputable y no irá a la cárcel. Hace once años, cuando se produjo la catástrofe sí hubiera sido imputable y habría podido ir a la cárcel. Pero la lentitud del proceso ha hecho que esto sea imposible. Es sólo el primero de muchos de los agujeros negros del resultado del proceso.

Por otra parte, la Audiencia exculpa a todos los demás acusados de delito medioambiental: ni la capitanía del Puerto, ni los ministros que se fueron de caza durante los hechos. Tampoco hay repercusiones sobre quienes actuaron de forma arbitraria e improvisada. Nadie, absolutamente nadie, es responsable por las decisiones tomadas. Hacer política otorga, al parecer, una carta blanca para tomar cualquier decisión sin importar las repercusiones. ¿De qué sirve, digo yo, la separación de poderes cuando los diferentes poderes se niegan a controlarse entre sí? Entonces el sistema se convierte en una dictadura autojustificada de aquellos que están el poder, sean elegidos o no por el pueblo. Éste no tiene forma de censurar a aquellos en el poder. Es una vuelta a los tiempos pretéritos anteriores al Derecho Romano, en los que los funcionarios del Estado eran sátrapas cuyos actos sólo podían ser enjuiciados mediante la intervención militar sangrienta y la colocación de un nuevo sátrapa. No puede existir la democracia sin responsabilidad administrativa por los actos de gobierno

Hablando de responsabilidad, tampoco ha habido condena alguna en responsabilidad civil. Los gastos de la administración en intentar perseguir a los dueños del buque han ascendido a 30 millones de euros, una vez y media lo consignado como fianza, para no haber conseguido siquiera sentar a nadie en el banquillo. Nadie ha podido establecer quién es el dueño real de la empresa armadora Universe Maritime o quién otorgó la licencia de navegación para el buque a través de la American Bureau of Shipping. La opacidad con la que operan las empresas que transportan gran parte de la mercancía más peligrosa que existe, y cuyo valor ha llevado a ese mismo Gobierno a la guerra, es total.

La conclusión, por tanto, es que nada importa: no importan los daños, no importan las miles de familias que perdieron su forma de vida, no importa el impacto ecológico, no importa el ridículo internacional cuando el mundo prestó atención a nuestras costas, no importa el sistema. Es un mundo libre, en el que, como decía Hobbes, "el hombre es un lobo para el hombre". 

Galicia, una vez más, demuestra que ya no es verde como sus bosques de pinos, o azul como el mar. Es la terra asoballada de Cabanillas hecha cenizas; negro corazón y negra alma, negro como el petróleo que financia a los sátrapas que la gobiernan impunemente desde Castilla.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Humor sueco






Hace unos días, mientras el mundo veía hacia EEUU pendiente de si destruye o no la economía mundial, en Suecia se anunciaba el Premio Nobel de Economía de este año. El galardón de este año prometía ser interesante, ya que podría dar autoridad a alguna de las teorías predominantes en la ciencia económica actual, y arrojar algo de luz sobre cuál puede ser la dirección de la economía política en los próximos años. Pero los suecos, conocidos por su fino sentido de la diplomacia, no estaban dispuestos a contentarnos. 

Por esa razón, y contra toda lógica, decidieron premiar a teorías contradictorias, dejándonos a todos totalmente anonadados. No sólo eso, sino que han premiado a tres economistas a la vez, enfrentados entre sí y que ni siquiera han trabajado juntos, como ha sido el caso de anteriores ediciones del Premio. 

El resultado es, me temo, una "depreciación del valor" de este galardón (valga la expresión). No lo digo porque cada uno de los galardonados sea "un tercio de Premio Nobel", sino por la confusión que creará a nivel académico esta polémica decisión. 

Personalmente creo que Eugene Fama era el que menos merecía esta distinción, al haber tenido el dudoso honor de ser el responsable de la teoría que ha conducido la economía del mundo al borde del colapso. Difícilmente puede decirse que esto sea un mérito digno de distinción. Pero los suecos tienen un humor muy raro, y puede que simplemente se estén burlando de nosotros.

lunes, 14 de octubre de 2013

La Espada de Damocles, edición USA (III): dos minutos para medianoche






En 1947, la junta directiva del Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago creó un curioso sistema para medir el tiempo que nos queda para volar por los aires en una guerra nuclear. Se trata del llamado "Reloj del Apocalipsis". Este reloj mide en minutos (que van desde las doce menos cuarto a medianoche) el tiempo que -figuradamente- nos queda. Con esta iniciativa pretendía concienciarse a la población mundial que la guerra nuclear era un tema muy serio. Lo más lejos que ha estado del juicio final es las doce menos doce en 1972 con la firma del tratado START de desarme nuclear, y lo más cerca es precisamente, a dos minutos de la medianoche en 1953 cuando EEUU y la UNión Soviética probaban con una diferencia de apenas horas la eficacia de misiles balísticos intercontinentales. La imagen que veis como cabecera hace referencia a ese reloj, y pertenece a la novela gráfica Watchmen. Cada capítulo avanza un minuto en dicho reloj, manchándolo cada vez más de sangre, hasta llegar a su sangriento final a medianoche. Hoy en día (desde 2012) se encuentra en las 23:55.

Sin embargo, en el terreno económico estamos a (haciendo mención a la canción de Iron Maiden a la que se refiere el título) "dos minutos para la medianoche". Y esto se debe fundamentalmente al desacuerdo entre los políticos americanos que puede llevar a una "interrupción masiva" en palabras de Christine Lagarde, presidenta del FMI. Si habláramos de energía, a una interrupción masiva se le llamaría apagón. Y si habláramos de guerra, bien podría ser el apocalipsis nuclear. 

¿Es tan malo que EEUU haga default como para hacerlo equivalente en términos económicos a la peor de las confrontaciones bélicas? Lo cierto es que sí. La deuda de EEUU es la moneda de cambio con la que la mayor parte de bancos del mundo se presta dinero entre sí. Si EEUU hace default, la mayor parte del dinero del mundo posiblemente deje de tener valor alguno... en cuestión de días, sino de horas. Más o menos lo que puede tardar una guerra nuclear en exterminar nuestra civilización.

En estos momentos, EEUU tiene a los dos líderes del Senado, demócrata y republicano, negociando duramente para llegar a un acuerdo. Sin embargo, el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, juega con una baraja marcada, porque precisamente los demócratas han planteado el uso de la "opción nuclear" en caso de que los republicanos no accedan a levantar el techo de deuda. No, no se trata de juntar a todos los senadores en un páramo del desierto para que el diablo atómico se los lleve. Aunque la idea pueda ser tentadora, a estas alturas. La llamada "opción nuclear" (más info aquí, en inglés) consiste en alterar las reglas del Senado para reducir el número de votos necesario para poner fin al debate y evitar tácticas de filibusterismo, con el fin de poder votar al fin sobre el tema y evitar el juicio final.

Esto os sonará un poco a chino, pero me explico: en EEUU no hay límite de tiempo para discutir cualquier tema, ley, o asunto. Es necesario hacer una votación para dar el debate por concluido y proceder a votar acerca de la cuestión debatida. En estos momentos hay mayoría suficiente para aumentar el techo de deuda, pero no para finalizar el debate (que requiere dos tercios de votos de la cámara). ¿Por qué no se ha utilizado? Probablemente deriva de que el dudoso honor de la autoría intelectual de la maniobra es nada menos que Richard Nixon, en una interpretación especialmente libre de la Constitución americana. Esto supone que tengamos a Ted Cruz desvariando de forma infinita.Creo que la parte más absurda e hilarante es cuando sacó un cuento para leer a sus hijas antes de acostarse, previendo que el debate duraría toda la noche. O cuando citó a Darth Vader a las tantas de la madrugada, no estoy seguro.

De lo que sí estoy seguro es que más les vale que encuentren una solución en los dos minutos que quedan para medianoche... o ya podemos prepararnos para un mundo posapocalíptico al más puro estilo Mad Max.






sábado, 28 de septiembre de 2013

La espada de Damocles, edición USA (I)






En los próximos días, si nada lo impide, veremos el fin de la supremacía de los EEUU como potencia económica mundial y quizá el ridículo más grande de su historia legislativa.

La razón está en que el Gobierno Federal está a punto de canibalizarse a sí mismo gracias a la tozudez fanática del Tea Party motivada en no poca medida por el pensamiento positivo y su cerrazón absoluta a aceptar la ACA (Affordable Care Act), la reforma sanitaria promovida por Obama y que recibe el apelativo de Obamacare. El hecho de que la ley sea un copia casi exacta de la reforma sanitaria de Mitt Romney en Michigan, lejos de ayudar, es una traba más ya que el Tea Party casi odia más a Romney que a Obama.

¿Qué rayos tiene que ver esto con el colapso económico del mundo? Aparentemente nada, puede parecer, pero en realidad sí está relacionado y de forma siniestra. Me explico.

Érase una vez un país combatiendo noblemente por librar al mundo de los pérfidos nazis. En aquel entonces, gobernaba Franklin D. Roosevelt, el cual, gracias a las teorías de John Manyard Keynes salvó a su país de la debacle con el New Deal. Pero en los turbulentos tiempos de la guerra, Roosevelt necesitaba más dinero para impedir que Hitler o Stalin dominaran el mundo. Finalmente decidieron que Hitler era el mal mayor y enviaron a sus gloriosas armadas a luchar por el bien del mundo una vez más. Se aprobó una ley autorizando aumentar el techo de deuda del país, superando el que establece su Constitución. Año tras año han venido haciendo lo mismo. En 1944, con guerra y todo, EEUU seguía siendo el mayor acreedor del mundo y en Bretton Woods lo dejó bien claro. Podrían haber reformado posteriormente la Constitución, pero eso les pareció poco prudente. Gobiernos demócratas y republicanos se sucedieron y esta reliquia del bipartisanismo se convirtió en un mero trámite que había que aprobar todos los años, sin que nadie le prestara atención. Hasta 1995. Entonces se produjo el primer aviso de lo que ahora está a punto de pasar. Las aguas se calmaron y la reliquia bipartisana volvió a lo que es, un instrumento de compromiso para que EEUU funcione aunque las cámaras estén divididas.

En su odio irredento por la ley de sanidad de la actual administración demócrata, las mentes más perversas de La Liga del Mal del Tea Party, decidieron que estaban en posición de hacer un chantaje. Una continuing resolution requiere la aprobación de ambas cámaras, y la Cámara de Representantes tiene mayoría republicana. Incluso aunque el resto de republicanos votara a favor de ella, el Tea Party tendría suficientes apoyos para tumbarla. Lo que exigen (como si de un secuestro se tratara, como Krugman sugiere) para apoyar la renovación de la ley es, ni más ni menos, la derogación de la ACA. Y ni Obama ni los demócratas están de acuerdo con tirar a la basura su mayor proyecto legislativo en los últimos años.

¿Cuál es la consecuencia de no aprobar la renovación de la ley? Si no se hace para el 1 de octubre, el Gobierno Federal se verá obligado a llevar a cabo un government shutdown. Esto significa que tendrá que cerrar todas sus agencias y oficinas no esenciales. Todos los funcionarios federales dejarán de trabajar y/o cobrar sus sueldos (y los militares o policías seguirán trabajando pero ya estén en activo o sean veteranos licenciados, si no pueden pagar hipotecas o el colegio de sus hijos puede ser problemático tener a decenas de miles de ciudadanos organizados, armados y cabreados). Aunque en gran medida no afectará de forma dramática a la mayoría de ciudadanos en un país que tiene descentralizada gran parte de su administración, sí que habrá un impacto directo en la vida diaria de los ciudadanos. Préstamos federales, ayudas de todo tipo, absolutamente todo lo que tenga que ver con el Gobierno central se paralizará. Eso supone millones de personas que tendrán importantes perjuicios económicos directos. Por no hablar de todas aquellas industrias que funcionan dependientes del Gobierno Federal, desde el catering de la Casa Blanca al sector armamentístico (hay que pagar balas y armas de los agentes federales y soldados), turístico (sin Gobierno Federal en activo no hay pasaportes ni visados) e inmobiliario (aquellas personas que pudieran considerar comprar una casa con una ayuda federal se quedarán sin ella). Y sí, nos pone a todo el mundo en peligro porque el Centro de Control de Enfermedades dejará de funcionar... justo cuando debe empezar la campaña anual de vacunación contra la gripe. ¿Vacunas? Eso es para los herejes, piensan Ted Cruz y sus secuaces.

¿Podría ser peor? Sí, puede ser mucho peor. Aproximadamente unas dos semanas después, EEUU se quedará sin fondos y deberá dejar de pagar facturas. Hablando claro, esto supone que deberá declarar la bancarrota. Y esto sí que producirá el colapso de la economía mundial. Y si os preguntáis si el Tea Party es tan irresponsablemente estúpido para hacer algo así, que no os quepa duda de que así es.

¿Cederá Obama y los demócratas a la presión? Eso es lo que confían los republicanos (basándose en algún libro de auto-ayuda, imagino), pero los sondeos indican que los americanos culparán en gran medida a los republicanos por esta estupidez. Por tanto, los demócratas no piensan mover un dedo. Si el Tea Party quiere implosionar el país, allá ellos.

Sobre las consecuencias del último government shutdown de 1995-96 hay un paper del servicio de investigación del Congreso. Se cifraron los costes directos en 1.4 billones de dólares, y las pérdidas asociadas en la economía americana obligaron a cerrar el ejercicio de 1995 con una recesión en EEUU del 5,6%. Para que os hagáis una idea del calado de esto, la recesión asociada a la crisis financiera global fue en 2008 de un 0,3% y del 2,4% en 2009. Dicho de otro modo, un chiste comparado con una bancarrota de la primera potencia económica mundial.

Si me preguntáis mi opinión, no creo que la bancarrota vaya a suceder, aunque sí haya un government shutdown. La razón de ello tiene mucho que ver con el sistema monetario internacional, y con la posición de la balanza de pagos de EEUU. De ello hablaré en un próximo post donde haré la reseña de Paper Promises, de Philip Coggan.


lunes, 16 de septiembre de 2013

Mitos del teatro económico V: la teoría de los mercados eficientes






Ayer se cumplieron cinco años del colapso de Lehman Brothers, que desencadenó la mayor crisis financiera de la historia y la actual recesión económica global. El mundo está lejos de recuperarse, y si hay una doctrina que sea culpable de esos hechos es la que pretendo resumir en esta entrada: la teoría de los mercados eficientes. Es un buen momento para recordar en qué consiste, precisamente para evitar que sus defensores intenten manipular las circunstancias para terminar imponiéndola de nuevo.

El creador y mayor defensor de esta teoría es Eugene Fama, quien pudo haber sido Premio Nobel de economía en el año 2008, de no haber sido por el colapso de la economía mundial gracias a sus lecciones. La teoría que defendía Fama se basaba en una especie de fundamentalismo cuasi religioso en la perfección del mercado. De acuerdo con  su teoría, los mercados son siempre eficientes y las recesiones no existen. Si estas se producen, entonces son producto de distorsiones en el mercado provocadas por interferencia de las personas (normalmente del Estado) provocando la imperfección de dichos mercados. Por tanto, la solución a cualquier imperfección pasa por la reducción de la intervención sobre los mercados. 

Los banqueros aplaudieron con las orejas a esta teoría especulando con el dinero porque, al fin y al cabo, si creían que podían ganar cantidades infinitas de dinero, naturalmente lo conseguirían. Una vez más, se trataba de un infantil ejercicio de pensamiento positivo

En los años previos a la crisis financiera, la teoría de Fama pasó a ser la predominante en la economía mundial. Casi todos los economistas pensaban que el crecimiento sería infinito, siempre que nadie interviniera en los mercados. Los gobiernos conservadores no estaban dispuestos a hacerlo, por supuesto. De hecho, favorecieron una total desregulación del mercado. Por supuesto, eso no se podía sostener a largo plazo. El gobierno de los EEUU, cuando el banco Lehman Brothers se encontró en una situación insostenible, decidió seguir los preceptos de la teoría de los mercados eficientes y no intervenir. Además, esto era una señal para otros deudores para que asumieran sus responsabilidades. Vaya si lo hicieron. Ni uno solo de los banqueros responsables de la crisis financiera ha pisado prisión alguna. No sólo eso: cuando Lehman Brothers se hundió y arrastró a la economía mundial con él como si de un agujero negro se tratase, las peticiones de rescate se hicieron más y más insistentes.

No obstante, la credibilidad de la teoría de los mercados eficientes quedó en entredicho. Krugman, como representante de los economistas realistas ganó el Premio Nobel en 2008 y se convirtió en asesor económico de la Casa Blanca. Posteriormente, en el gobierno de los EEUU "aprendieron" de su error y pasaron a gastar cientos de miles de millones en rescatar a aquellos bancos en problemas. Lo mismo hicieron otros países del mundo, especialmente en Europa. El resultado fue la socialización de la deuda, con la consencuencia conocida de la ruina de gran parte de las economías occidentales.No sólo no se castigó a nadie por jugar a los dardos con la economía mundial, sino que además les dimos un premio por acertarle en el ojo a una anciana que pasaba por allí.

En conclusión, una mezcla de optimismo desmesurado y fe religiosa en los beneficios financieros se encuentran entre las principales causas de la actual situación de hundimiento. Los gobiernos de medio mundo apelan de nuevo a los mismos argumentos para que la confianza vuelva a los ciudadanos, pero debemos estar vigilantes, porque podríamos estar al borde de una nueva crisis.


jueves, 18 de abril de 2013

Argentaria 2.0


En el momento en que Nietzsche formuló su teoría del eterno retorno, no tenía absolutamente ningún conocimiento del sistema bancario español. Sin embargo, pondría la mano en el fuego que si lo hubiera conocido, no habría cambiado ni una sola coma. 

La historia que pretendo contaros se remonta a 1991 cuando el Gobierno español solicitó a la consultora mcKinsey que diseñara un plan para reestructurar a varios bancos que hubieron de ser nacionalizados para evitar su quiebra. El resultado fue Argentaria. Este banco agrupó en su formación el 20% de la cuota de mercado del negocio inmobiliario. Como se puede comprobar, ya entonces el negocio inmobiliario era síntoma de enfermedad mortal para la banca.

Veintidós años más tarde, el gobierno español vuelve a contratar a la misma consultora para que diseñe un plan para reestructurar a varios bancos nacionalizados para evitar su quiebra. Una vez más, el plan es crear un holding con dichos bancos. 

¿Cuál es la diferencia entre entonces y ahora? Entonces, en el año 2000 la revista Forbes calificó a BBVA como el mejor banco del mundo, un año después de la fusión de BBV con el "frankenstein" Argentaria. Trece años después, la calificación del banco es de bono basura o cercana al mismo. ¿Qué podemos esperar hoy de la creación de un frankenstein mucho mayor? Mucho me temo que continuará la infección del sistema bancario español hasta será necesaria otra reestructuración y la historia volverá a comenzar otra vez.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Mitos del teatro económico II: cuentos chinos

Un argumento frecuente que he visto u oído en los medios y también en algunos debates sobre economía es que China "nos está invadiendo" con sus productos de bajo coste, que hacen competencia desleal con los nuestros. De acuerdo con este mito, si cerráramos nuestras fronteras al comercio con China, nuestra situación económica mejoraría. Yo me he resistido a creerlo, y con datos en la mano, ahora estoy completamente seguro. Para poder averiguar cuál es nuestra tendencia a comprar en China, he comparado la variación de la balanza comercial entre España respecto de China y la UE-15 en los años 2001 a 2011, con la variación del PIB. El resultado es el siguiente:


Fuente: Eurostat

Como podéis ver, hay una fuerte correlación entre ambos factores (balanza comercial y crecimiento del PIB). Lo que esto significa es que, cuanto más crecemos, más gastamos en el exterior, mientras que durante los años de la recesión, la falta de crecimiento supuso una fuerte desinversión en el gigante asiático. Hacia el final del gráfico vemos lo que parece el comienzo de una inversión de la correlación. No obstante, la perspectiva negativa del crecimiento económico español para 2013 me hace pensar que esta correlación se mantendrá también en este año. Por lo tanto, contrariamente a la creencia popular, no ha habido un crecimiento sostenido de las importaciones chinas, sino que éstas han variado en función del rendimiento de nuestra economía.

Quizá resulta un tanto sorprendente que la correlación no sea tan grande respecto de los países de la UE-15. Sin embargo, esto es una muestra de la mayor integración comercial con estos países. Mientras que con respecto de China, en cuanto salimos (brevemente) de la recesión se produjo un "boom" importador, no ocurrió así con la UE-15. La razón puede estar en que el aumento de las importaciones a estos países había aumentado mucho más que respecto de China en los años previos, por lo que el repunte es más lento. Tal vez eso pueda ser indicador de que China está comiendo cuota de mercado a nuestros vecinos, pero desde luego no es indicador de que estemos gastando menos.

¿Qué efecto tendría, por tanto, una supuesta prohibición del comercio con China? Suponiendo que la UE adoptara una medida semejante, ocurriría que dispondríamos del mismo dinero en otros países, probablemente de la UE. Podría decirse que, de nuestro consumo, existe un componente que podríamos llamar "propensión a importar", que en el caso concreto de España es muy fuerte: apenas producimos bienes, y por tanto importamos mucho más de lo que exportamos. Cuanto más crecemos, más importamos.

Esto nos lleva, una vez, más a cuestionar nuestro modelo productivo. Si un aumento de la renta disponible supone un incremento de las importaciones, esto produce un "efecto rebote" que lastra nuestro crecimiento. En lugar de potenciar "la marca España" en ferias y congresos internacionales, el Estado debería plantearse promocionarla en el mercado interior. Además, el Estado debería potenciar el desarrollo de aquellos productos con alto valor añadido, ya que su consumo aumenta en épocas de bonanza económica. Por supuesto, me refiero en especial a los productos tecnológicos.