Sobre el mural decía "Bienvenido a la Heroica Villa de Caborca. Estado de Sonora, México". No sabía exactamente a qué se debía que la llamaran "Heroica Villa", pero recordaba algo sobre el ataque de una banda de filibusteros. "Espero que ningún héroe se cruce en la misión que hay por delante, sería justo lo que menos ganas tengo de afrontar..."
Una vez que encontró un lugar en donde aparcar a la sombra (cosa que le costó bastante), fue a comprarse algo de comer (que parecía una especie de torta de maíz con carne), y una botella de agua fresca. De vuelta en su coche, mientras terminaba la comida, examinó las instrucciones para la misión. Al parecer, debía encontrarse con un contacto en una cantina llamada "Bar Coyote". "No puede ser casualidad", pensó Kevin. No, tonterías suyas. El contacto lo reconocería a él, mediante el reconocimiento por la señal de Bluetooth que su móvil emitiría. Salió de su coche, y preguntó por la cantina. Tras varias tentativas, un hombre le dio las indicaciones precisas. Al cabo de un rato, estaba frente al local. un tugurio polvoriento. "Seguro que mi contacto es algún pistolero mejicano, o al menos sólo una persona así iría a un lugar como éste". Encendió el dispositivo Bluetooth de su teléfono.
Tras un momento de duda, se alisó un poco la ropa con las manos, y entró en el sitio. Comenzó a caminar dubitativamente hacia delante, hasta que el teléfono zumbó. Un mensaje: "Mira a tu derecha". Lo hizo. Y allí estaba ella. Sentada a una mesa, con una bebida a medias (tequila, se atrevió a juzgar Kevin), vestida con unos pantalones tejanos, una camiseta ajustada, con un cigarrillo en la boca, y unas gafas de sol poco caladas. Pelo rubio pajizo, y unas buenas curvas. Desde luego, no se esperaba algo así. La mujer bajo todavía más las gafas y lo miró de arriba a abajo.
-Para ser canadiense, no estás muy blanco. Pasarás desapercibido. Eso será útil.
-Creo que no hemos sido igualmente informados. Tengo la impresión de que ya sabes algunas cosas sobre mí, pero yo no sé nada de tí -dijo Kevin mientras se sentaba en la silla más cercana a la mujer.
-Bueno, pues mi nombre es Helen, como puedes suponer trabajo como "agente externo" para la Corporación, y este tequila te lo dedico a tu salud, ya que es posible que sea el último -dicho lo cual, se tragó lo que quedaba en el vaso.
"Agente externo". Eso significa que es una mercenaria. Sabía que la Corporación contrataba a gente así para misiones peligrosas, pero no le gustaba que no le hubieran informado que la peligrosidad de la misión la calificaba para el uso de mercenarios. Además, debía andar con pies de plomo para no hablar más de la cuenta.
-Y bien, Helen. Explícame para qué he cruzado todo un desierto, hasta llegar a este desolado lugar dejado de la mano de Dios...
Una vez que encontró un lugar en donde aparcar a la sombra (cosa que le costó bastante), fue a comprarse algo de comer (que parecía una especie de torta de maíz con carne), y una botella de agua fresca. De vuelta en su coche, mientras terminaba la comida, examinó las instrucciones para la misión. Al parecer, debía encontrarse con un contacto en una cantina llamada "Bar Coyote". "No puede ser casualidad", pensó Kevin. No, tonterías suyas. El contacto lo reconocería a él, mediante el reconocimiento por la señal de Bluetooth que su móvil emitiría. Salió de su coche, y preguntó por la cantina. Tras varias tentativas, un hombre le dio las indicaciones precisas. Al cabo de un rato, estaba frente al local. un tugurio polvoriento. "Seguro que mi contacto es algún pistolero mejicano, o al menos sólo una persona así iría a un lugar como éste". Encendió el dispositivo Bluetooth de su teléfono.
Tras un momento de duda, se alisó un poco la ropa con las manos, y entró en el sitio. Comenzó a caminar dubitativamente hacia delante, hasta que el teléfono zumbó. Un mensaje: "Mira a tu derecha". Lo hizo. Y allí estaba ella. Sentada a una mesa, con una bebida a medias (tequila, se atrevió a juzgar Kevin), vestida con unos pantalones tejanos, una camiseta ajustada, con un cigarrillo en la boca, y unas gafas de sol poco caladas. Pelo rubio pajizo, y unas buenas curvas. Desde luego, no se esperaba algo así. La mujer bajo todavía más las gafas y lo miró de arriba a abajo.
-Para ser canadiense, no estás muy blanco. Pasarás desapercibido. Eso será útil.
-Creo que no hemos sido igualmente informados. Tengo la impresión de que ya sabes algunas cosas sobre mí, pero yo no sé nada de tí -dijo Kevin mientras se sentaba en la silla más cercana a la mujer.
-Bueno, pues mi nombre es Helen, como puedes suponer trabajo como "agente externo" para la Corporación, y este tequila te lo dedico a tu salud, ya que es posible que sea el último -dicho lo cual, se tragó lo que quedaba en el vaso.
"Agente externo". Eso significa que es una mercenaria. Sabía que la Corporación contrataba a gente así para misiones peligrosas, pero no le gustaba que no le hubieran informado que la peligrosidad de la misión la calificaba para el uso de mercenarios. Además, debía andar con pies de plomo para no hablar más de la cuenta.
-Y bien, Helen. Explícame para qué he cruzado todo un desierto, hasta llegar a este desolado lugar dejado de la mano de Dios...
Aghhh... como odio qdarme intrigada de semejante manera... ¡Ahora ya no voy a poder estudiar! xD ¿Tendrás la decencia de continuar con la historia o nos dejarás a todos en este lamentable estado de curiosidad?
ResponderEliminarLily
Bobo.
ResponderEliminarBea ;)
PD: He escrito con lenguaje ofensivo, ¡atrevete a borrarlo! Muhahahaha
@Lily: ah, que sería de la novela negra sin esos finales abiertos...
ResponderEliminar@Bea: No obligues a usar el poder del BANHAMMER... que podemos acabar muy mal xD.
P.D.: Boba. Tú no puedes borrarlo y yo sí! :P
Hazlo y le diré al mundo entero lo de tu tercer pezón muhahaha
ResponderEliminarBea.
A eso en mi pueblo lo llaman chantaje! xDD
ResponderEliminarAdemás, creo que me estás confundiendo con Krusty...