miércoles, 21 de agosto de 2013

Salida de Royal Bank of Canada de Uruguay, ¿positivo o negativo?


Estos días hay un gran revuelo en la prensa argentina y uruguaya acerca de las consecuencias de la investigación fiscal que el juez Oyarbide está realizando en Argentina acerca del presunto fraude fiscal y lavado de dinero realizado por clubes de fútbol mediante el mercado de fichajes (o de "pases", como le llaman aquí). En el caso están implicados tanto clubes argentinos como destacados clubes europeos, por lo que ha acabado teniendo repercusiones en las finanzas internacionales, de las cuales la primera ha tenido lugar en Uruguay, donde el Royal Bank of Canada ha decidido cesar sus operaciones en el país después de ser allanado por orden de la jueza de Crimen Organizado Adriana De los Santos, que investiga la rama uruguaya del caso. En un primer lugar, la jueza ordenó extraer la información de los clientes del banco para proporcionárselos a su homólogo argentino, pero después  dicha resolución fue revocada ante las presiones del lobby bancario y del propio gobierno del país. Esto ha causado cierta desconfianza como para que el banco canandiense decidiera el día 12 de agosto cerrar sus oficinas en la zona franca Zonamérica como parte de "una revisión de su estrategia para Latinoamérica". En el Gobierno uruguayo hay una división sobre la actuación. Parte del mismo lamenta la decisión ya que considera el secreto bancario vulnerado, mientras que otra parte la considera justificada porque avanza en la estrategia para la lucha contra el fraude fiscal, el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.

En mi opinión, Uruguay no puede tolerar que se realicen negocios financieros fraudulentos aprovechando las ventajosas regulaciones que la banca privada tiene en el país. Su actividad como  centro receptor de capitales e inversiones para Latinoamérica no debe ser a costa de aceptar la circulación de dinero negro en el país, y mucho menos el blanqueo de capitales. Si uno o varios bancos deciden cerrar sus operaciones en el país, en parte eso irá en contra suya ya que están asumiendo implícitamente que operan con dinero negro. Por mucho que esto sea un amplio y lucrativo mercado en estos momentos (ver también esto), permitir esta clase de actividades supone una importante pérdida de legitimidad democrática debido a la asociación de incremento de la actividad del crimen organizado con la corrupción política. El crimen organizado no deja su operativa habitual cuando invierte su dinero y por ello puede suponer también un incremento de la criminalidad. Si Uruguay quiere mantener su reputación como país más seguro de Sudamérica, debe luchar contra el crimen organizado empezando por impedir refugiar sus activos en el país.

En lo que se refiere a España, no queda a salvo de la trama de fraude del fútbol argentino, pero todavía está por ver cuáles serán las consecuencias a medida que avance la investigación.






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