miércoles, 24 de marzo de 2010

Spanischmann in Deutschland #5: Historia de una ida y una vuelta



Lo prometido es deuda, y prometí hablar en este blog de mis viajes. Hasta el momento, he visitado dos ciudades (aparte de Augsburg, claro): Stuttgart y Salzburg. Empiezo con Suttgart.

Para ir a Stuttgart teníamos que ir primero hasta Ulm. Allí tuvimos unos veinte minutos para tomar algo de aire fresco. Personalmente me sentí satisfecho al ser la primera vez que salía de Baviera. Tras eso, emprendimos el viaje hasta Stuttgart, a la cual llegamos a mediodía. Pedimos un mapa en la estación, y emprendimos a andar.

Lo primero que visitamos fue el casco viejo de la ciudad. Desde allí nos dirigimos a Schlossplatz (que podéis ver en directo a través de una webcam aquí), recorriendo el Schlossgärten, que es parte de la "Grüne U".
Desde allí, pasamos por al lado del Alte Schloss, en dirección a la Rathaus, no sin perdernos una visita al mercado de Schillerplatz. Más o menos a medio camino entre Schillerplatz y la Rathaus paramos a comer... bueno, yo paré a comer mientras mis compañeros de fatigas hacían fotos a una estantería con zapatos de colores. En realidad, comimos en Rotbühlplatz.

Después, nos dirigimos al punto, para mí, más espectacular de Stuttgart: el Feuersee, a cuya ribera se encuentra la Johanneskirche. Y para prueba un botón. No soy especialmente religioso, pero el sol de media tarde, el sonido del organista ensayando, y el canto de los pájaros le daban al lugar una magia especial.

A continuación, emprendimos el camino de vuelta, por Friedrichstraße. Llegamos a tiempo a la estación, pero se produjo un extraño contratiempo: nuestro tren no estaba en el andén que esperábamos. De hecho, estaba en el andén de al lado. Y se fue ante nuestras narices. Con lo cual, nos vimos obligados a esperar dos horas al siguiente tren. Esto tuvo como ventaja poder tener una perspectiva nocturna de Stuttgart, pero la cosa se puso fea cuando el siguiente tren comenzó a retrasarse, porque dependíamos de la conexión con Ulm... Al final, con más morro que otra cosa, cogimos un tren ICE (un tren de alta velocidad) que nos llevó hasta Ulm, y llegamos por los pelos a nuestro regional con destino Augsburg. Y cuando digo por los pelos, significa que tuvimos que correr para cogerlo. Por suerte, el revisor fue magnánimo con nosotros, y no nos puso ninguna multa. Claro, que al ser un tren nocturno, iba casi vacío, con lo que tampoco es que importase mucho que nos hubiéramos colado. Así, casi a las doce de la noche, llegamos a Augsburg.

En el siguiente episodio, hablaré sobre mi viaje a Salzburg. Hasta entonces, viel Spaß!

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