sábado, 4 de enero de 2014

El mundo que no fue: El 2014 que no fue según Julio Verne, H.G. Wells e Isaac Asimov



Empieza 2014, y me gustaría comenzar con un tema al hilo del artículo publicado hace unos días en FayerWayer, "2014 según Asimov". En este artículo se analiza la visión de 2014 que Isaac Asimov ofreció en una columna del New York Times a propósito de la Feria Mundial celebrada por la misma ciudad deNueva York en 1964. Sin embargo, en este artículo quiero ir un poco más allá, y analizar cuál es el 2014 que imaginaron otros autores de ciencia ficción. Iré en orden cronológico, empezando por Julio Verne, siguiendo por H.G. Wells, y terminando por el propio Asimov.

Empezando por Julio Verne, cabe señalar en primer lugar que sus predicciones no se referían, en realidad, tan lejos como 2014; sino que el manuscrito "París en el siglo XX" relata la visión del escritor de París en 1963. Esto es, cien años después de la fecha de su redacción, aunque nunca llegaría a publicarse hasta 1989. En esa fecha se descubrió el manuscrito. Al contrario que otros escritos de Verne, su optimismo por un mundo tecnológico se ve contrariado en esta novela. Nos muestra un mundo deshumanizado en el que los europeos utilizan masivamente "coches sin caballos que funcionan a gas" (¿automóviles?), "máquinas similares a un piano que hacen operaciones matemáticas con una simple tecla" (¿computadoras?), y en el que el telégrafo ha sido reemplazado por "cables que envían la información a los hogares en imágenes y texto" (¿Internet?). Por suerte, Verne pecó de pesimista, y su visión de una cena familiar en la que nadie habla como algo normal es todavía una anomalía en nuestra sociedad.

Herbert George Wells, conocido por las siglas de su nombre, "H.G.", fue otro gran visionario del futuro. Al igual que Verne (en "Ante la bandera"), acertó con el peligro de las armas de destrucción masiva, aunque con mucho más tino al prever en su libro "The world set free", publicado hace justo cien años, el desarrollo de las armas nucleares y el peligro de su proliferación. También predijo el viaje espacial, como es bien conocido. Otro de sus aciertos es la invisibilidad, reciente desarrollada por el ejército de los EEUU. Por suerte para nosotros, también pecó de pesimista al predecir guerras interplanetarias que parecen inimaginables hoy en día. Tampoco acertó con el viajes en el tiempo, aunque el científico Stephen Hawking ya ha desarrollado los principios teóricos del mismo.

Finalmente quiero detenerme un poco más en las predicciones de Asimov, no sólo por ser las más cercanas, si no por ser específicas para la fecha actual. Para Asimov, en 2014 los humanos vivirían en casas subterráneas con luz y temperatura controladas. Me temo que erró el tiro, ya que seguimos con los pies sobre la tierra. No falló tanto al augurar "cocinas que harán autocomidas" semipreparadas. Bien, aunque dista bastante de la visión de Asimov, más o menos es lo que hacen los robots de cocina, ¿no? Por desgracia, todavía no pueden programarse para que tengan la comida hecha para una hora determinada, pero con la revolución de la Internet de las cosas de la que ya he hablado, no me costaría creer que en poco tiempo se logre. 

Otro aspecto de la vida doméstica que Asimov previó casi correctamente fue el del uso de robots de limpieza. Efectivamente, los existentes son bastante limitados, pero comienzan a popularizarse su uso. Por desgracia aún no pueden hacer todo lo que el viejo sabio pensaba que alcanzarían. También acertó en la existencia de baterías de larga duración, pero los cables todavía no se han ido. No obstante, este año puede ser el del desarrollo comercial de la li-fi, que destierre para siempre los cables. 

Donde sí falló estrepitosamente Asimov fue en el ámbito de la producción de energía. Aunque la tecnología para llevar a cabo lo que él planteó en 1964 existe, aún queda lejos la generalización de la energía solar como fuente de energía. Aunque sí acertó en el desarrollo de los primeros vehículos sin piloto, la antigravedad todavía está lejos de conseguirse. Las pasarelas mecánicas en las calles son todavía ciencia-ficción, aunque ya existan, por ejemplo, en muchos aeropuertos. Otro aspecto en el que Asimov fue demasiado optimista se refiere al alcance de la exploración del espacio. Nada de colonias lunares o marcianas en 2014. Tal vez en no demasiado tiempo, quizá veinte o treinta años, aunque lo mismo pensaban en su época.

Finalmente, Asimov se equivocó de pleno en cuanto a la organización del trabajo y el modelo educativo. El humano de 2014 trabajará, de media, menos horas que en 1964, pero para nada se ha extendido la educación lo suficiente como para que se incluya el estudio de lenguajes de programación en las escuelas secundarias. El uso de ordenadores en el trabajo se ha extendido notablemente, pero su programación permanece como una función propia de un reducido número de profesionales. 

La conclusión a la que me gustaría llegar es que, mientras los dos primeros autores eran bastante pesimistas y algo conservadores en sus previsiones, Asimov, en los exultantes sesenta preveía un futuro mucho más brillante de lo que realmente hemos logrado. Probablemente, Verne y Wells hayan estado más acertados en tanto su propia época se asemeje más al presente de lo que se parecen los años sesenta a la actualidad. Esto es una reflexión meramente intuitiva, así que si opináis de forma diferente, espero vuestros comentarios. ¡Feliz Año 2014!



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