martes, 30 de agosto de 2011

Sin Identidad


"Sin Identidad" es una película a la que le tenía ganas, especialmente por mi visita a Berlín recientemente. Sé que es una tontería, pero reconocer los lugares donde se desarrolla una película por haber estado en persona en ellos siempre es un aliciente. Lo cierto es que la película no me defraudó en absoluto. Tiene buen ritmo, y desde el principio nos va dejando pistas que luego se unen para formar el rompecabezas destrozado que es la memoria del Dr. Martin Harris.

El argumento es sencillo, a priori: un biólogo americano de prestigio viaja con su esposa a Berlín para asistir a una importante conferencia sobre biotecnología. Sin embargo, se olvida en el aeropuerto una maleta en la que va toda su documentación. Cuando vuelve, sufre un accidente de tráfico. La taxista le salva la vida, pero luego desaparece. Martin Harris pierde la memoria sobre su identidad, se encuentra solo, sin documentación en un país extranjero cuyo idioma desconoce. Una situación de lo más traumática, pero que cualquiera de nosotros podría sufrir. Quizá por eso uno se identifica con el protagonista con facilidad. Diré que yo siempre viajo con dos identificaciones, por si me ocurre algo parecido. No obstante, lo que parece casual, es totalmente intencional.

La película, tras ponernos en esta situación, nos muestra como un Martin Harris está cada vez más confuso y desesperado por recuperar su identidad y su vida. Pero pronto se dará cuenta de que ha sido víctima de un complot, una pieza más dentro de una conspiración donde todos los elementos están bien definidos... salvo el de Martin Harris, el hilo suelto que hará desvelar todo el tapiz.

En cuanto a los demás elementos, quiero destacar el buen uso que se ha hecho de los diálogos en versión original. Muchos extras hablan en alemán, sin que se haga ninguna traducción. A medida que transcurre la película, el propio protagonista comienza a dirigirse a ellos soltando alguna palabra o frase en dicho idioma. Se trata de un buen retrato de una situación de inmersión lingüística repentina. Otro aspecto a destacar es la fotografía y escenografía: el hotel, la discoteca, el bar turco... hasta el despacho del detective están recreados al milímetro para mostrarnos Berlín no solo por fuera, sino también "por dentro".

El guión es decente, sin ser genial. Hay dos o tres escenas en las que se producen giros de trama inesperados, que le dan ritmo a la película. Por lo demás, el desarrollo de la película es previsible. Quizá dando menos información, la película hubiera tenido más tensión y habría ganado algunos enteros. Las escenas de acción, por su parte, cumplen su función aunque la típica persecución de coches no está muy lograda, y resulta poco creíble que un coche marcha atrás tenga tracción y aceleración suficiente como para huir de otro que le persigue marcha adelante. No soy un experto en esta materia, así que tal vez me equivoque. A mí me pareció bastante artificial.

Nota: 7. Un buen thriller, con el que pasar dos entretenidas horas. Me alegro de no haberla visto en el cine, porque posiblemente hubiera sido mucho más crítico.

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