jueves, 10 de septiembre de 2015

El Imperio de la Mente: la importancia del mensajero de Western Union a Google.



En un reciente artículo de Robert Epstein en Politico, el politólogo trata cómo los buscadores de información (y por buscadores se concreta Google en el propio título) pueden influenciar en los votantes en unas elecciones. De acuerdo con su estudio, un 25% de los procesos electorales del mundo están siendo decididos por el filtrado de la información que Google somete a su buscador. Esta cifra no es para nada baladí. La pregunta que se formula Epstein es: ¿hasta qué punto Google actúa de forma ciega en este proceso? ¿Es posible que los directivos de Google sean conscientes de su influencia y activamente modifiquen los resultados de las búsquedas para beneficiar la elección de aquellos candidatos que contribuyan al éxito de la compañía?

Esta pregunta no es meramente especulativa, sino que cuenta con precedentes históricos. En su artículo, Epstein recupera un hecho histórico en el cual las acciones de una empresa con carácter monopolista en cuanto al manejo de información activamente contribuyó a decidir de forma no democrática (o parademocrática, a lo sumo) unas elecciones. Se trata del papel de Western Union en las elecciones estadounidenses de 1876. Esta empresa contaba con un monopolio en cuanto a la comunicación y se aseguró que en dichas elecciones sólo se publicaran noticias positivas sobre el candidato republicano Rutherford B. Hayes. Incluso de esta forma, Hayes perdió el voto popular, pero finalmente alcanzaría la presidencia mediante la impugnación de veinte colegios electorales, que le fueron otorgados a cambio de retirar la presencia militar de los estados sureños en lo que se conoció como el Compromiso de 1877. 

Sin embargo, no es el único caso en el cual una empresa con un monopolio en las comunicaciones influyó de forma fundamental en unas elecciones. En 1913, Woodrow J. Wilson fue elegido gracias a su campaña en contra de los monopolios. Su principal acción fue contra AT&T. No obstante, debido al llamado Compromiso Kingsbury, no sería hasta 1956 que AT&T sería limitada en cuanto a los negocios que podía establecer, y obligada a ceder patentes a sus competidores por un precio razonable. En los cuarenta y tres años de ínterim, AT&T se convirtió en un valioso activo al servicio del Departamento de Defensa, el cual durante ambas Guerras Mundiales detuvo las acciones contra la compañía debido a "motivos de seguridad nacional". Esto es debido a que en 1918 AT&T comenzó a proveer a la Marina estadounidense con infraestructura radiotelefónica que sería clave durante las guerras mundiales. Es altamente probable que en su famoso último discurso, Dwight D. Eisenhower se refiriera a casos como este al hacer mención al peligro del "complejo industrial-militar".

Más cerca del presente pueden hablarse de casos como el de Televisa en México, o el de los hermanos Koch, dos oligarcas del petróleo cuya influencia en las campañas electorales puso de relevancia la serie norteamericana The Newsroom. En Europa también se ha dado una fuerte influencia de los comunicadores en las elecciones. Las redes sociales han crecido en influencia en los últimos años. En este artículo se habla de ello analizando las elecciones de Reino Unido en 2015. Esto nos devuelve al presente y a Google. De acuerdo con Jonathan Bright, un investigador de la Universidad de Oxford consultado sobre el tema por Wired, "no es posible tener un motor de búsqueda neutral".

La clave de este asunto la puede tener Julian Assange, el fundador y cara visible de WikiLeaks. En su libro When Google Met Wikileaks, Julian Assange describe la relación entre Google y el Departamento de Estado ahora encabezado por la candidata a las elecciones de los EEUU, Hillary Clinton en este extracto del libro publicado por WikiLeaks. En gran medida, la división Google Ideas de la compañía se ha convertido en un importante actor de la back-door diplomacy, la diplomacia no oficial. El titulo de esta entrada, El Imperio de la Mente, fue el nombre del borrador del libro "The New Digital Age: Reshaping the Future of People, Nations and Business" que Eric Schmidt, CEO de Google, publicó más adelante para explicar la influencia de Silicon Valley en la política norteamericana. Sin embargo, en palabras de Assange, el libro es "una canción de amor hacia Washington". De forma similar a la que Kingsbury al cargo de AT&T convenció al Presidente Woodrow Wilson del valor estratégico de su monopolio, Eric Schmidt ha hecho lo propio con este libro con Barack Obama. El resultado no ha sido menos casual: Google ha colaborado de forma intensa en los programas estadounidenses de espionaje, tanto interno como externo. Puede que lo haya hecho de forma altruista, y eso es todavía más peligroso, tal y como señala el autor.

Assange concluye el capítulo liberado al público con la siguiente frase (la traducción es mía): "Un imperio para que no seas malvado es todavía un imperio". Por todo esto, es bastante dudosa la inocencia que pueda tener Google en cuanto a su influencia política en el mundo.

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